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Infojus Noticias

17-8-2013|15:54|Demanda CórdobaProvinciales
El caso llegó a la Corte Suprema de Justicia

España irá a juicio por deportar a dos bailarines de tango argentinos

En 2007, a Walter Vergara y María Silvia Álvarez los retuvieron en el aeropuerto de Barcelona. Allí fueron interrogados, insultados, encerrados y luego deportados. Ahora piden una indemnización de un millón de euros. La Corte adoptó el caso y ahora, en un hecho sin precedentes, España deberá defenderse en un juicio en Argentina.

  • En Barcelona, Walter Vergara y María Silvia Álvarez iban a bailar en un casamiento.
Por: Waldo Cebrero

En Barcelona, Walter Vergara y María Silvia Álvarez pensaban bailar el tango “Milongueando en el 40”. Era una sorpresa. El regalo de bodas que ambos –bailarines del Teatro Libertador de Córdoba– le harían a Hugo, el hermano de Walter, que el 18 de abril de 2007 iba a casarse en España con una catalana.

El viernes 16 hicieron las valijas. Walter cargó un traje marrón a rayas. Silvia un vestido largo, verde y con brillos. En el vuelo LA-704 de Lan-Chile cruzaron el mar. Pero nunca llegaron a la fiesta, ni se pusieron las ropas, ni bailaron el tango. En un lugar llamado “espacio schengen" o “sala de retornados”, del aeropuerto de Barcelona, fueron interrogados, insultados, encerrados y luego deportados. El lunes estaban de vuelta en Argentina.

Los bailarines iniciaron entonces una denuncia en la justicia Federal de Córdoba por “discriminación, tratos crueles, inhumanos y degradantes” contra el Reino de España. Tras ser rechazado en dos instancias, el caso llegó a la Corte Suprema, que adoptó el caso y dispuso que se corra vista al Reino de España, que deberá defenderse en un juicio en Argentina. Se trata del primer caso con consecuencias judiciales contra un país europeo, por discriminación.

La clave estuvo en demostrar que los bailarines nunca pisaron territorio español, sino que todo sucedió en ese espacio virtual creado por la Unión Europea, que es “tierra del nadie”. Allí, los bailarines estuvieron a disposición de la Policía Aduanera durante más de 30 horas, “soportando maltratos psicológicos y cumpliendo órdenes como si fuéramos delincuentes”, dijo Vergara a Infojus Noticias.

En ese momento Walter tenía 30 años y Silvia 24. Ahora –ya casados y con una hija de 4– sostiene que la situación fue traumática. “Mi hermano –cuenta Walter– se divorció de su primera esposa. Va a casarse de nuevo el 17 de septiembre. Pero ni loco voy. Aún tengo miedo de entrar”. En cada viaje de trabajo que realiza como miembro del ballet estable del principal teatro cordobés, Walter siente que las manos le transpiran y que un frio húmedo le corre por la frente cuando se enfrenta al rutinario interrogatorio en los aeropuertos.

La situación le evoca la noche del sábado 17 de abril de 2007, cuando descendió del avión en el aeropuerto del Prat, y un guardia –mirada inquisidora– los hizo salir de la fila. “Nos interrogaron por separado. De muy mala manera. Nos pidieron carta de invitación, que no teníamos. Y por eso nos llevaron a una sala donde policías siguieron el interrogatorio”.

De nada servían los argumentos de Walter y Silvia. “No mientan más –los cayó uno–. Estamos hartos de cobijar sudacas". Luego los invitaron a pasar a una oficina y, acto seguido, trabaron la puerta: “Nos encerraron. Era una especie de celda. Dentro había un camastro sin sabanas y con colchones manchados, una mesa, dos sillas y un teléfono para recibir llamadas”, recuerda Walter. Al día siguiente, en un vuelo de cabotaje que compartieron con un centenar de “retornados”, fueron enviados a Madrid, y de allí a Buenos Aires. Solo cuando llegaron al país, les devolvieron sus pertenencias.

No fueron los únicos

En 2007, de acuerdo a cifras oficiales, 600 argentinos no pudieron ingresar a España. En los dos años siguientes el número de “retornados” fue en aumento. Algunos pasaron hasta cinco días en un lugar llamado Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), antes de ser enviados de vuelta. Como la situación se agarbó, en 2008 el Ministerio de Relaciones Exteriores reconoció que hubo un incremento en las deportaciones y las que calificó como “rechazos seriales”.

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