Los distintos trabajos publicados en INFOJUS NOTICIAS hasta el 9/12/2015 expresan la opinión de sus autores y/o en su caso la de los responsables de INFOJUS NOTICIAS hasta esa fecha. Por ello, el contenido de dichas publicaciones es de exclusiva responsabilidad de aquellos, y no refleja necesariamente la posición de las actuales autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos respecto de los temas abordados en tales trabajos.

Infojus Noticias

17-10-2014|17:05|Memoria Nacionales
Un homenaje en un jardín de La Plata

“Matilde era nuestra abuela y está viva en nosotros”

Así dice la placa que hoy se inauguró en el Jardín N° 906 y que homenajea a Matilde "Tili" Itzigsohn, militante peronista y delegada gremial desaparecida. La idea la tuvo su nieta de cinco años. “Hoy estamos cumpliéndole el sueño a Mora”, dijo la directora.

  • Mora y su mamá Lucía, en su casa de City Bell, antes de ir hoy al jardín. Fotos: Matias Adhemar.
Por: Ezequiel Franzino

Por iniciativa de Mora, una nena de 5 años que insistió en homenajear a su abuela, desde hoy y para siempre el salón de usos múltiples del Jardín N° 906 de La Plata se rebautizó con el nombre de Matilde "Tili" Itzigsohn, militante peronista y delegada gremial de los Astilleros Río Santiago desaparecida en la última dictadura militar.

Son las siete de la mañana en City Bell. Faltan tres horas para el acto y en la casa de los Iramain-García hay una expectativa total: León (11), el hermano de Mora, ensaya en el piano “La marcha de Osías”, la canción de María Elena Walsh que Matilde le cantaba a sus hijas. En un rato sus nietos entonarán la misma canción en el jardín para recordarla: “No me sale muy bien”, dice León, y prueba con “Los dinosaurios”, de Charly García. La toca a la perfección. “Cuando llegue al jardín le pregunto los acordes a la profe de música”, dice con tranquilidad.

“Hoy estamos celebrando el día de la familia y cumpliéndole el sueño a Mora”, dijo ya en el acto la directora del Jardín N° 906, Rosana Pasino. “A partir de hoy el SUM llevará el nombre de su abuela”. Mora esperaba al lado, disfrutando desde su metro de altura el fruto de su tenacidad. Cuando llegó su turno, presentó su historia junto a su hermano, su mamá y su tía. Los chicos de las otras salas miraban un poco perdidos, pero los compañeros de Mora entendían todo: ella llevaba tiempo hablándoles de ese tema. De su abuela, su familia, y las otras 30.000 familias con parientes desaparecidos.

Su maestra, María Eugenia Roncatti, la apoyó desde el principio. “Mora luchó muchísimo, todos los días me preguntaba cuándo cambiarían el nombre.” Y ese día llegó hoy 17 de octubre, Día de la Lealtad Peronista, un día cargado de simbolismo para toda la familia. “Con la V de Perón”, dice Mora al posar para una foto familiar y acomoda los dedos.

Todos se ríen de manera cómplice, es que tanto su mamá Lucía García Itzigsohn como su papá Luis Iramain comparten sus ideales con sus hijos: “A veces Mora tararea la cortina del programa de Aliverti”, dice su papá Luis. “Suele preguntarme si banco a ciertos personajes de la política”.

Padre y madre desaparecidos

La militancia es una herencia transmitida de Matilde a su hija Lucía, y de ésta a la pequeña Mora. Su abuela pertenecía a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y  en sus épocas de programadora de IBM, “Tili” luchó por la creación de una guardería en Astilleros Río Santiago. Fue inaugurada recién en 2013, más de treinta años después.

Casada con Gustavo García Cappannini, Matilde fue secuestrada y desaparecida el 16 de marzo de 1977, cinco meses después que su marido. Sus hijas, Lucía Raquel de dos años y medio, y María Inés de cuatro meses, quedaron al cuidado de sus abuelos. Las dos fueron testigos y querellantes en la causa ESMA.   

“Las paredes del jardín hablan”, dijo la directora del Jardín N° 906. “Queremos contar la historia y recuperar la memoria para que esto no vuelva a ocurrir”, agregó. Minutos después fue descubierta una placa. Tiene una foto de Matilde montada sobre un dibujo hecho por Mora. Dice: “Matilde Itzigsohn era nuestra abuela. Es una de los 30.000 desaparecidos que luchaban por los que veníamos después. Está viva en nosotros. León y Mora.”

Sobre el cierre, las maestras anunciaron el momento musical de la mañana. Repartieron fotocopias de la letra de “La marcha de Osías” para que todos pudieran acompañar a León y su piano, que sonaría perfecto. Mora sostenía el micrófono y en medio de una emoción generalizada pronunciaba fuerte la estrofa del final: “quiero un cielo bien celeste aunque me cueste”.

Relacionadas