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Infojus Noticias

3-4-2014|17:45|Lesa Humanidad Nacionales
El principal acusado es el represor Luciano Benjamín Menéndez.

Juicio La Perla: "Lo que duele no es lo físico, sino lo psíquico"

El testigo Hugo Antonio Gómez declaró hoy en la audiencia 133 del juicio oral y público que se lleva a cabo en los tribunales federales de Córdoba, en el marco de la megacausa La Perla por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.

  • Télam
Por: Infojus Noticias

El testigo Hugo Antonio Gómez dijo que siempre pensó que "un balazo no duele, que es algo calentito y ya está", cuando le decían que lo iban a fusilar en el centro clandestino de detención La Ribera.

Gómez declaró hoy en la audiencia 133 del juicio oral y público que se lleva a cabo en los tribunales federales de Córdoba, en el marco de la megacausa La Perla por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar y que tienen como principal imputado al represor Luciano Benjamín Menéndez.

"Con mis 82 años, soy un poco historia", dijo Gómez al iniciar su testimonio y relató que siempre fue una persona inquieta, dedicado a la electrónica y docente.

"Fui dirigente gremial y siempre muy exigente con la enseñanza. Yo quería tecnología moderna, era un tipo jodido, pero nunca me vinculé a organizaciones armadas. En septiembre de 1976 salía de la escuela y vi un coche con gente armada. Al otro día me dijeron que me estaban buscando".

Relató que sufrió allanamientos e intimidaciones hasta que el 7 de diciembre lo secuestraron y lo llevaron en un unimog hasta un lugar que pudo identificar como La Perla, porque vio "que pasaba un colectivo que decía Carlos Paz por la ruta", a cuya vera se encontraba el centro clandestino de detención y exterminio.

Gómez recordó que cuando estaba en La Perla alguien dio la orden: "Éste no es para acá", y lo volvieron a subir al camión. "Vamos para San Vicente" le dijo el soldado que lo llevaba, y luego de observarlo le dijo: "Yo fui alumno suyo". Iban camino a La Ribera.

Indicó que ni bien llegó al centro clandestino de detención le dijeron que lo iban a fusilar.

"Siempre pensé que un balazo no duele, es el sonido, algo calentito y ya está. Pero me di cuenta de que lo que duele no es lo físico, sino lo psíquico", dice recordando el duro momento.

Durante su testimonio detalló que en La Ribera lo torturaron con golpes y patadas mientras lo interrogaban sobre su actividad como delegado gremial y sobre el hallazgo de un libro de Mao Tse Tung en su casa durante el operativo en el que fue secuestrado. Posteriormente declaró Ignacio Antonio Vanella, que permaneció cautivo los años 1975 y 1983. "La primera parte estuve detenido legalmente bajo una causa de la que fui sobreseído y excarcelado".

No obstante aclaró que a partir del 19 de marzo del 76 estuvo "secuestrado totalmente en la clandestinidad en una dependencia". El testigo relató los tormentos a los que fue sometido mientras estuvo secuestrado en el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2), donde en un momento le mostraron a su esposa embarazada, desnuda y muy golpeada.

"Me preguntaban por algunos nombres pero creo que lo que querían era golpearme. Lo disfrutaban".

Recordó que después estuvieron en el pasillo del D2, conocido como "el Tranvía", y escuchaban las campanadas de la catedral, lindante con el centro clandestino de torturas. Después de unos días, pasado el Golpe de Estado, fueron trasladados. Él fue llevado a la Unidad Penitenciaria número 1 (UP1) del barrio San Martín.

El testigo contó que la suya era una familia muy unida: "por eso nos pegaron a todos". Tiene dos primas desaparecidas en 1976, y toda su familia sufrió arrestos y persecuciones, por lo que debieron exiliarse o permanecer escondidos durante la dictadura.

Tras escuchar los distintos testimonios, el Tribunal Oral Federal número 1 (TOF1), dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo martes a las 10, cuando continúan escuchando las declaraciones de distintos testigos de esta megacausa

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