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Infojus Noticias

10-10-2013|7:28|Crimen Nacionales
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Lo denunciaron sus amigos

Crimen de la diseñadora: el acusado se negó a declarar y seguirá preso

El sospechoso es el marido de la mejor amiga de Celina Bergantiños. Ayer fue citado por la jueza de Instrucción Silvia Ramond. Por consejo de sus abogados, no declaró.

  • Celina tenía 29 años. Era diseñadora de interiores y vivía sola en San Telmo. Facebook
Por: Sebastián Ortega

El único detenido por el crimen de Celina Bergantiños, la diseñadora asesinada en un PH del barrio porteño de San Telmo, se negó hoy a declarar ante la Justicia. Seguirá preso por los delitos de "homicidio y robo". Se trata de Miguel Angel Santa Marinha (34), esposo de Romina, la mejor amiga de la víctima. Por consejo de su defensa, ayer se negó a declarar ante la jueza de Instrucción Silvia Ramond.

Todo empezó a develarse de a poco el fin de semana. La fiscal Paula Asaro había llegado a la escena de crimen unas horas después de que los policías entraran por la fuerza en el departamento de Bolívar 743, en San Telmo. El cuerpo de la diseñadora de 29 años ya estaba en la morgue. Al lugar también se acercó Romina con su novio, Santa Marinha. Ella lloraba. Él habló con la fiscal: le dijo que investigaran a Lucas, el novio de la hermana menor de Celina, que solían quedarse a dormir los viernes a la noche allí.

Tres días después, la coartada se derrumbó. Dos amigos suyos se presentaron en una comisaría de Monte Grande para denunciar que Santa Marinha les había confesado el crimen en una YPF de esa localidad. No saben la cagada que me mandé, la maté”, dicen que les dijo. Unas horas más tarde el hombre quedó detenido.

En la tarde de ayer fue trasladado hasta el despacho del Juzgado de Instrucción Nº37. Ramond le iba a tomar declaración indagatoria, pero finalmente Santa Marinha se negó.

“La pesquisa está bastante encaminada. Están las filmaciones donde se ve su auto, y hay testimonios clave que lo incriminan”, dijo a Infojus Noticias otra alta fuente judicial.

Celina vivía en un “minidepartamento”, casi la pieza de un conventillo. En un primer piso, al fondo de un largo pasillo, con un living, un entrepiso donde está la cama, un baño y una cocina. El miércoles pasado le habían robado a la joven 350 dólares. Ese día había estado Santa Marinha.

El imputado junto con su pareja Romina habían abierto un comercio de ropa y Celina, supuestamente, se había llevado un par de calzas que no pagó. Por eso, dicen los testigos que el acusado explicó, la había estrangulado. “La hipótesis es que este pibe estaba loco, o que tenía algo con ella”, explicaron fuentes de la investigación a este portal. “Todos los testigos dicen que tenía una personalidad muy irritable: que se enojaba con mucha facilidad, por cualquier cosa, y podía agarrar a trompazos una puerta”, aclararon.

Los dos testimonios que inculpaban a Santa Marinha -que vive en Monte Grande y trabajaba en el corralón de materiales de su padre-, se completaron con las filmaciones de las cámaras de seguridad del garage de Bolívar al 700, a media cuadra del PH donde vivía Celina. En el estacionamiento funcionan 16 cámaras dos de las cuáles apuntan hacia la entrada y la boletería, y el resto están distribuidas en las dos plantas. Ayer, la jueza ordenó el allanamiento del lugar y se llevó las grabaciones. También se allanó el domicilio de Santa Marinha .

El miércoles el auto del acusado quedó registrado en las cámaras. A él se lo vio bajar del mismo con una caja de herramientas que utilizó para entrar con sigilo a la casa de la víctima. Ese día, a Celina le faltaron 350 dólares que había ahorrado trabajando -hacía un mes- en el shopping Buenos Aires Design. Era empleada de la marca Bouzard, de decoración, pero antes trabajaba en el microcentro.

El jueves, el viernes y el sábado, Santa Marinha volvió al estacionamiento a pedir las filmaciones donde había quedado escrachado y le ofreció al empleado plata a cambio, según lo declaró este último en la causa judicial.

La filmación de la cochera y los testimonios de los amigos y del empleado del estacionamiento permitieron detener al acusado. Ahora resta esperar los resultados de una serie de estudios que podrían confirmar la culpabilidad de Santa Marinha: los análisis de ADN en las uñas de la víctima y en un trozo de cordón de un buzo hallado cerca del cadáver y la huella de un calzado que quedó marcada sobre el pecho de la víctima.

La autopsia determinó que la causa de la muerte fue una asfixia, que la víctima tenía signos de estrangulamiento manual, que las heridas punzocortantes en el cuello fueron superficiales y que el crimen se había cometido el viernes. Esa noche entera, de viernes a sábado, el gas de las hornallas abiertas llenó la casa. El atacante las dejó perdiendo cuando se fue.

A media mañana del sábado, un vecino que cortaba una enredadera de la vereda vio una escena que le costó seis puntos de sutura: por la ventana, el cadáver de Celina estaba rodeado por una aureola de sangre. Con la policía llegó también su padre: hacía mucho que su hija no respondía los llamados ni los mensajes de texto.

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