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Infojus Noticias

9-2-2014|13:14|Identidad Nacionales
Cómo funciona el sistema

Biometría: una nueva herramienta científica para encontrar a los nietos

Es un método de reconocimiento facial. Aplica técnicas matemáticas y estadísticas sobre los rasgos físicos para “verificar” una identidad. Se suma al "índice de abuelidad" y el trabajo del EAAF y del BNDG. Un juzgado de Paraná ya ordenó por primera vez una prueba de biometría en la búsqueda de un hijo de desaparecidos apropiado en la dictadura.

  • Foto: Abuelas de Plaza de Mayo.
Por: María Florencia Alcaraz

Cuando las Abuelas de Plaza de Mayo comenzaron a buscar a sus nietos solo  contaban con las fotos de sus hijos o nueras desaparecidos. Poco a poco los dispositivos para la búsqueda fueron multiplicándose y traspasando los límites del papel. La tarea del Banco Nacional de Datos Genéticos(BNDG), el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el denominado "Índice de Abuelidad”, son algunos de los ejemplos en los que la ciencia se puso al servicio de los derechos humanos. Hasta hoy se han podido identificar 110 de los hijos de desaparecidos apropiados por represores. La última, la hija Liliana Isabel Acuña y Oscar Gutiérrez, fue anunciada el último jueves.

Ahora se suma una nueva herramienta para poder encontrar a los 400 nietos que las Abuelas todavía buscan: la prueba de biometría. Este método de reconocimiento facial es la aplicación de técnicas matemáticas y estadísticas sobre los rasgos físicos para “verificar” una identidad. El mes pasado, el juzgado federal de Paraná ordenó por primera vez una prueba de biometría en la búsqueda de un hijo de desaparecidos apropiado durante la última dictadura. Lo hizo en la investigación por el paradero del hermano mellizo de Sabrina Gullino Valenzuela Negro. Ambos nacieron en el Hospital Militar de Paraná entre fines de febrero y principios de marzo de 1978. Sabrina conoció su identidad en 2008, a su hermano lo siguen buscando.

Por orden judicial, la Policía Federal indaga los parecidos entre los rasgos de Sabrina y de varones nacidos entre 1978 y 1979, en las bases del Registro Nacional de las Personas (Renaper), de la Policía Federal y de Migraciones, explicó a Infojus Noticias el comisario mayor Juan Calderón, de la Policía Científica de la Federal.

La historia de Sabrina y “el melli”

El correo electrónico de Sabrina lleva el apellido de su familia adoptiva: Gullino. Es que recién en 2008 pudo conocer su verdadera identidad y completar su nombre con una nómina de apellidos: Sabrina Gullino Valenzuela Negro.  Sus padres biológicos fueron dos militantes montoneros desaparecidos: Edgar Tulio Valenzuela y Raquel Negro.

A partir de ahí Sabrina inició una búsqueda que hoy es su obsesión. Encontrar a su hermano mellizo: ambos nacieron en el Hospital Militar de Paraná entre fines de febrero y principios de marzo de 1978. Sabrina y “el melli”, como le gusta nombrarlo a ella, luego de nacer en el Hospital Militar, permanecieron internados en el Instituto Privado de Pediatría (IPP) de calle España 312 de la capital entrerriana. Desde allí ambos fueron dados de alta el 27 de marzo de 1978, según figura en los libros de la clínica. En los registros del IPP Sabrina aparece anotada como Soledad López y su hermano como NN. 

Después de ser dada de alta, Sabrina fue abandonada en la puerta del Hogar del Huérfano de Rosario y entregada en adopción legal a la familia Gullino. A partir de ahí el rastro del “melli” se hizo evanescente.

Durante 2011 se llevó a cabo el juicio por la apropiación de los mellizos. En el debate oral el tetsimonio de las enfermeras fuer fundamental. Dijeron que  “las esposas de los dueños del instituto los iban a ver. Todos decían que eran los bebés de ‛la subversiva′”. También declaró Miguel Torrealday, uno de los médicos responsables del IPP. Torrealday dijo sobre “el melli” que estaba registrado en el libro de ingreso como NN, pero que “la identidad figuraba en la historia clínica”. Aunque después precisó que esos documentos estaban archivados en un sótano que se inundó y se destruyeron.  El juicio sembró en Sabrina una nueva obsesión: poder juzgar a los responsables civiles de la apropiación de su hermano.

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