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Infojus Noticias

6-11-2014|18:08| Juicio Buenos AiresProvinciales
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El CELS se presentó como "amicus"

Luz y Diego: “A mí me arruinaron la vida. No sé qué pasará en el juicio”

A cinco días de enfrentar el debate oral por el crimen de un colectivero en Castelar, Luz Gómez realizó una conferencia de prensa junto a su pareja, Diego Romero, también acusado de homicidio. Ambos estuvieron presos dos años sin tener pruebas en su contra. “La Justicia sigue golpeando a los sectores más humildes”, dijo el diputado del FpV, Horacio Pietragalla.

Por: María Florencia Alcaraz

Luz Gómez y Diego Romero están acusados del asesinato de un colectivero en Castelar. La única prueba que los incrimina es un certificado de vacunas que olvidaron en un remís dentro de una mochila. Esos objetos aparecieron en la escena del crimen y, por eso, estuvieron presos dos años, aunque el día del crimen ellos estaban en otro lugar. El próximo lunes comenzará el juicio en su contra. Los organismos de derechos humanos denuncian que se trata de una “causa armada”.

Hoy expusieron su caso en una conferencia de prensa en el anexo del Congreso. Los acompañó su abogado, Eduardo Soares; Maximiliano Medina del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS); los diputados del Frente para la Victoria, Horacio Pietragalla y Leonardo Grosso. También estuvo Pablo Pimentel de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH).

“A mí me arruinaron la vida. No sé qué pasará en el juicio, llegamos con mucha fortaleza, pero también con incertidumbre. Quiero que esto se termine”, dijo Luz a Infojus Noticias a cinco días de enfrentar el debate oral.  “Este tipo de causas demuestran que nuestra gran deuda pendiente sigue siendo la democratización de la Justicia. Lo intentamos y no pudimos, pero lo vamos a seguir intentando. La Justicia sigue golpeando a los sectores más humildes”, reflexionó Pietragalla. La semana pasada, por una invitación suya, la pareja contó su derrotero judicial frente a los legisladores de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías. Ahí se ideó la jornada de hoy para darle visibilidad.

“Justicia y libertad para Luz Gómez y Diego Romero: víctima de causa armada”, decía la bandera enorme que cubría el panel de la rueda de prensa este mediodía. En el centro estaban la pareja con su beba más pequeña y la mamá de Luz, Amalia Ortega. La mujer fue quien recorrió organismos y asambleas de derechos humanos cuando los dos estaban detenidos: ella con domiciliaria, él en un penal de Ituzaingó. Amalia empujó el expediente judicial cada vez que iba hasta los tribunales de Morón a pedir tener acceso a la causa. También fue clave para que los medios hicieran foco en el caso.

Por una partida de nacimiento

Las rutinas de Luz y Diego, dos jujeños que habían venido a trabajar a Buenos Aires hacía tres años, cambiaron para siempre cuando el 21 de diciembre de 2011 a las 7 de la mañana, un grupo de policías entró a la fuerza en la casita que alquilaban en Villa Ballester.  En la DDI de Merlo un defensor oficial les contó de que los acusaban de un asesinato.

Dos meses antes de la detención una pareja había llegado a la casa de Mercedes del Valle Ríos, en Castelar, con la excusa de comprar ropa para un bebé. En realidad, habían planificado el robo. No contaban con que el marido de la mujer estaba durmiendo la siesta en una de los dormitorios. Roberto Castillo, un colectivero de la línea 216, salió con un revólver calibre 32 que ni siquiera llegó a empuñar. La pareja sacó un arma, le disparó en la mano y dos tiros más en la cabeza. El hombre murió en el acto y ellos escaparon.

Cuando la policía llegó al lugar a recoger pruebas encontraron una mochila Nike. Adentro estaba un certificado de vacunas de Zaira Romero con fecha del 21 de septiembre de 2010. La nena, que en ese entonces tenía dos años, es la hija de Luz y Diego. Los jujeños nunca estuvieron en Castelar, al oeste del conurbano. El día del crimen estaban en el Shopping Solei, en Boulogne comprando ropa. Está comprobado con testigos que ellos perdieron la mochila con la ropa y el certificado de vacunación de su hija el 2 de julio de 2011. Además, un estudio de ADN sobre una mancha de sangre levantada a metros de la casa donde sucedió el crimen determinó que se trata de un perfil genético que no pertenece ni a Luz ni a Diego.

Las irregularidades y un modus operandi que se repite

A pesar de que la única prueba que los incrimina es un certificado de vacunas, el fiscal general de la Unidad Fiscal de Instrucción 7, Matías Rappazzo, pidió que llegaran a juicio. Los organismos de derechos humanos dicen que puede tratarse de una causa armada.

“El CELS ha observado que el caso de Gómez y Romero presenta una serie de particularidades que requieren de especial atención de la Cámara y que podrían determinar que nos encontramos frente a una causa armada, en el sentido que se direccionó la investigación hacia los imputados sin prueba determinante”, dice el Amicus Curiae  que presentó el organismo con la firma de la directora del Área Justicia y Seguridad, Paula Litvachky y  el abogado Mariano Lanziano.

“Desde hace ya varios años el CELS viene denunciando casos armados o fraguados que revelaron un determinado modus operandi de la policía. Casos que generalmente involucran a personas de bajos recursos, desocupadas, enfermas o menores de edad”, agrega el texto.

Por el asesinato del colectivero, todavía están detenidos Juan Carlos Noguera, Graciela Ojeda y Miriam Rojas. Los tres confesaron haber estado vinculados al crimen. También declararon que Luz y Diego no tenían nada que ver. Noguera es el remisero que llevó a la pareja de hasta la casa donde se cometió el crimen. Según su declaración judicial, ese día lo llamó Pipo” y “Popi”, dos novios que solían pedirle viajes. El remisero declaró que Pipo se llama Walter y trabaja en la agencia de remises “Cacho” con un Renault 9 color bordeau. La remisería Cacho está en la entrada de la Villa La Rana. Es la misma en la que Luz y Diego pidieron un auto la tarde que perdieron la mochila.

Las otras dos detenidas son Ojeda y Rojas. De la primera, que vivía en Castelar, se sospecha que es quien “entregó” la casa. Rojas era su contacto en el partido de San Martín y quien conocía a la pareja que cometió el crimen. Según la causa, las pericias en sus teléfonos dan cuenta de este vínculo.

El testimonio de la viuda del colectivero también es favorable para la pareja jujeña. “La mujer tenía pelo largo castaño claro hasta los hombros, cutis blanco y el masculino cutis bien blanco, pelo corto castaño”, dijo ella sobre la chica que entró a su casa. Los rasgos de Luz son otros: ojos achinados, tez morena y pelo oscuro. Tiene las típicas características de una chica nacida en el norte argentino.

La semana que viene en la sala del Tribunal Oral Criminal 5 de Morón, Luz y Diego se ubicarán en el banquillo de los acusados. Esta causa en su contra los cambió: son otros. Luz piensa en estudiar derecho en la Universidad de Lomas de Zamora. Proyecta, también, poder vivir tranquila con su pareja y sus dos hijas.

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