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Infojus Noticias

22-10-2014|16:15|Trata Buenos AiresProvinciales
En 62 y 208.

Empezó el jucio al dueño de un prostíbulo de La Plata

Por una dolencia física el imputado tiene prisión domiciliaria, y aprovechó ese beneficio para volver a explotar mujeres en el local disimulado como parrilla. Cuando allanaron el lugar, en 2013, los investigadores encontraron a cinco mujeres de Paraguay.

  • Ilustración: Kitsch
Por: Milva Benítez

Cinco mujeres oriundas de Paraguay fueron encontradas en mayo de 2013 -en “condiciones infrahumanas de alojamiento, sanidad, higiene”- en un prostíbulo disimulado como parrilla “Tío Pepe”, en una zona de quintas (calle 62 y 208) en las afueras de La Plata. Hoy, en el Juzgado Correccional 2 de esa ciudad, empezó  el debate oral que tiene como único imputado al dueño del local, José Principi, por los delitos de “promoción y facilitación” y “explotación económica” de la prostitución ajena.

Para que este hombre enfrente esta acusación, el fiscal de instrucción Fernando Cartasegna explicó en el requerimiento de elevación a juicio, que las mujeres en “Tío Pepe”, vivían en el mismo predio donde las explotaban sexualmente. Al lado de la parrilla estaban las habitaciones para que hicieran los “pases” con hombres dispuestos a pagar para usar sus cuerpos. Enfrente, Principi tiene su casa, donde los investigadores encontraron “registros de pases”, “dinero” y documentación que acreditó la existencia del prostíbulo.

Por una dolencia física, el acusado que tiene setenta años, consiguió llegar al debate en prisión domiciliaria, algo que puede ser revisado por la Justicia provincial, ya que hace unas semanas, representantes de la Justicia de Faltas platense volvieron a inspeccionar el lugar y, otra vez, lo encontraron funcionando como prostíbulo.

Cuando los investigadores entraron a la parrilla, en las paredes manchadas por la humedad, estaban las instrucciones que debían seguir las mujeres: “No dejar entrar a extraños”, “no andar acá”. El lugar funcionaba por lo menos cinco horas por día y cada “cliente” pagaba 50 pesos para acceder a los llamados “pases”.

“Por día, por la explotación de cada mujer, el regente obtenía unos 1000 pesos”, estimaron los instructores de la investigación penal. Los “clientes” eran principalmente trabajadores rurales y quinteros de la zona que las sometían en las habitaciones aledañas a la parrilla. También usaban un locutorio abandonado donde las obligaban a practicar sexo oral. Cuando hacía falta, la casa de Principi también era usada como parte del prostíbulo. 

Reincidente

Cuando comenzó esta investigación, Principi tenía en su haber otras dos causas penales. Por tratarse de un delito que tiene una pena mínima de cuatro años, quedó detenido después que se hizo el allanamiento. Cuando los investigadores entraron al local lo encontraron haciendo un asado con preservativos en los bolsillos y esa vez no se pudo escapar por la puerta trasera, como había hecho otras veces.

Las primeras denuncias sobre el funcionamiento de la parrilla como prostíbulo datan de cuatro años atrás. “Lo vengo investigando hace dos años, pero todas las veces se escapó por el campo. Y escondía a las mujeres allí. Hace un tiempo, el local estuvo cerrado por seis meses, pero lo volvieron a abrir y hubo un nuevo llamado al 911”, explicó el fiscal que tuvo a su cargo el allanamiento.

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