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Infojus Noticias

28-10-2014|17:04|Juicio Buenos AiresProvinciales
En el juzgado correccional 2

Condenan a prisión domiciliaria al dueño de un prostíbulo de La Plata

Se trata de José Principi, de 70 años, dueño de un prostíbulo disimulado como parrilla. La justicia lo condenó a 4 años y 4 meses. Por una dolencia, cumplirá la condena en su casa, aunque ese beneficio puede revertirse porque tras una inspección, se compróbó que lugar seguía funcionando como prostíbulo.

  • Ilustración: Kitsch
Por: Milva Benitez

Un hombre de setenta años fue condenado a cuatro años y cuatro meses de prisión por tener un prostíbulo -disimulado como parrilla “Tío Pepe”- en una zona de quintas, en las afueras de La Plata, donde ahora cumplirá la pena con arresto domiciliario. La causa data de los primeros meses de 2013, cuando cinco mujeres oriundas de Paraguay fueron encontradas allí -en “condiciones infrahumanas de alojamiento, sanidad, higiene”- para ser ofrecidas a los trabajadores rurales y quinteros de la zona que las sometían en las habitaciones aledañas al local.

En el debate oral, el fiscal de juicio Martín Chiorazzi, había pedido una condena de cuatro años y seis meses de prisión, destacando que este es el segundo juicio por los delitos de “promoción y facilitación” y “explotación económica” de la prostitución en La Plata, que lo habilita a pedir penas de prisión efectiva, tras la reforma de la ley de trata, en diciembre de 2012. El antiguo marco legal le permitía a los explotadores pagar sus culpas con el abono de una multa.

El debate oral que tuvo como único imputado al dueño del local, José Principi, se desarrolló en el Juzgado Correccional 2 de La Plata, a cargo del juez Ricardo Eskenazi. Y contó con las mujeres rescatadas en mayo de 2013 como únicas testigos. Durante los allanamientos, que derivaron en la detención de Principi, el fiscal Fernando Cartasegna pudo constatar que ellas vivían en el mismo predio donde eran explotadas y que Principi se quedaba con parte de su dinero.

Al lado de la parrilla estaban las habitaciones para que hicieran los “pases” con hombres dispuestos a pagar para usar sus cuerpos. Enfrente, Principi tiene su casa, donde los investigadores encontraron “registros de pases”, “dinero” y documentación que acreditó la existencia del prostíbulo.

En 2013, cuando los investigadores entraron a la parrilla, en las paredes manchadas por la humedad, estaban las instrucciones que debían seguir las mujeres: “No dejar entrar a extraños”, “no andar acá”. El lugar funcionaba por lo menos cinco horas por día y cada “cliente” pagaba 50 pesos para acceder a los llamados “pases”. “Por día, por la explotación de cada mujer, el regente obtenía unos 1000 pesos”, estimó Cartasegna.

Los “clientes” eran principalmente trabajadores rurales y quinteros de la zona que las sometían en las habitaciones aledañas a la parrilla. También usaban un locutorio abandonado donde las obligaban a practicar sexo oral. Cuando hacía falta, la casa de Principi también era usada como parte del prostíbulo. 

Con domiciliaria

Por una dolencia física, el acusado que tiene setenta años, consiguió llegar al debate en prisión, pero en su domicilio. Y ayer el juez Eskenazi confirmó esta situación para el cumplimiento de la condena. Algo que podría ser objeto de revisión, ya que hace unas semanas, representantes de la Justicia de Faltas platense volvieron a inspeccionar el lugar y, otra vez, lo encontraron funcionando como prostíbulo.

Cuando comenzó esta investigación, Principi tenía en su haber otras dos causas penales. Por tratarse de un delito que tiene una pena mínima de cuatro años, quedó detenido después que se hizo el allanamiento. Cuando los investigadores entraron al local lo encontraron haciendo un asado con preservativos en los bolsillos y esa vez no se pudo escapar por la puerta trasera, como lo había hecho otras veces.

Las primeras denuncias sobre el funcionamiento del prostíbulo datan de cuatro años atrás. “Lo vengo investigando hace dos años, pero todas las veces se escapó por el campo. Y escondía a las mujeres allí. Hace un tiempo, el local estuvo cerrado por seis meses, pero lo volvieron a abrir y hubo un nuevo llamado al 911”, explicó el fiscal que tuvo a su cargo el allanamiento.

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