Los distintos trabajos publicados en INFOJUS NOTICIAS hasta el 9/12/2015 expresan la opinión de sus autores y/o en su caso la de los responsables de INFOJUS NOTICIAS hasta esa fecha. Por ello, el contenido de dichas publicaciones es de exclusiva responsabilidad de aquellos, y no refleja necesariamente la posición de las actuales autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos respecto de los temas abordados en tales trabajos.

Infojus Noticias

14-11-2015|8:15|Represión 2001 Nacionales
El debate empezó hace 20 meses y está en la etapa de alegatos de la acusación

“Wado” de Pedro, el último testigo del juicio por la represión de 2001

El actual secretario de la Presidencia presentó por escrito ante el Tribunal Oral Federal 6 sus recuerdos del 20 de diciembre de 2001. Entonces era militante de HIJOS y trabajaba en la Unión de Empleados Judiciales. Ese día lo golpearon, lo subieron a un patrullero y terminó en un hospital. Con su testimonio se cerró la etapa de presentación de pruebas en el juicio.

  • Foto: Damián Neustadt.
Por: Milva Benitez

El mismo día que cumplió años, el 11 de noviembre, Eduardo “Wado” de Pedro se convirtió, técnicamente, en el último testigo en el juicio por la represión que, en diciembre de 2001, ordenó el gobierno de Fernando de la Rúa. Ese operativo terminó con cinco personas asesinadas y cientos de heridos en las calles del centro porteño, uno de ellos fue De Pedro. Este miércoles, el actual secretario de la Presidencia presentó por escrito ante el Tribunal Oral Federal 6 el recuerdo del momento en el que, alertado de que policías de la montada arrojaban sus caballos contra las Madres, se dirigió hacia la plaza de Mayo. No alcanzó a llegar, lo golpearon, lo subieron a un patrullero y, como chocaron con un taxi, terminó esposado y custodiado por dos policías, que lo amenazaban en el Hospital Argerich.

Con su testimonio se cerró la etapa de presentación de pruebas en el juicio que empezó hace 20 meses y está, ahora, en la etapa de alegatos de la acusación. Entre los 17 imputados en la causa están el ex secretario de Seguridad del gobierno de la Alianza, Enrique Mathov y el ex jefe de la Federal, Rubén Santos, considerados responsables indirectos por los homicidios de Diego Lamagna, Carlos Almirón, Gustavo Benedetto, Alberto Márquez y Gastón Riva y de las heridas que en ese operativo sufrieron 117 personas, entre ellos De Pedro. La acusación los considera responsables porque ordenaron la represión y porque no cumplieron con las funciones de cuidado que les correspondían por su cargo.

En el escrito, el secretario general de la Presidencia, contó que esa mañana por su trabajo en la Unión de Empleados Judiciales de la Nación (UEJN) iba en taxi a la Cámara Nacional Electoral, en la calle 25 de Mayo al 200, cuando advirtió que las calles estaban interrumpidas. Se bajó. Y alguien que pasó le contó que estaban reprimiendo a las Madres, caminó dos cuadras por Diagonal Norte y vio venir a la Montada. Después, pasaron dos policías en moto y su bolso “o bien se enganchó en la moto, o bien me lo arrebató uno de ellos”, explicó.

Las motos pararon a unos metros y les fue a reclamar el bolso. Pero cuando llegó lo agarraron por el cuello. “Uno vino con el caballo y me pegó con la fusta”. En el escrito, De Pedro contó que trató de explicar por qué estaba ahí. A los golpes lo metieron al patrullero. Gritó y se identificó como militante de HIJOS. Su papá, Enrique “Quique” de Pedro, estudiaba Derecho y militaba en la Juventud Peronista y Montoneros, cuando un grupo de tareas lo asesinó, en abril de 1977. A su mamá, Lucila Révora la secuestraron y desaparecieron en octubre de 1978. Él mismo fue durante tres meses un bebé en cautiverio. Tenía dos años.

-¡Ah! este es de HIJOS- contó De Pedro que le escuchó decir a uno de los policías.

-¡Hijo de puta! ¿Te hacés el guapo? Te vamos a matar –le decían mientras le enchufaron una picana, a la altura del riñón, para inmovilizarlo.

-¡Con picana no!- suplicó, pero ya lo estaban subiendo, a los golpes, a la patrulla. Se escapó por la otra puerta, pero lo alcanzaron. Y, con patadas y palazos lo volvieron a subir.

Advertidos por sus gritos, los cronistas registraron el momento. En una foto se lo ve, 14 años atrás, con un bigote abundante y desencajado por el dolor. Era cerca de las 11.30 de la mañana.

Cronología de una detención ilegal

En el patrullero.El patrullero salió a toda velocidad. En el asiento de atrás, “con un policía uniformado a mi derecha, uno de civil a mi izquierda y otro al volante”, le siguieron pegando. “Vos te hacés el guapo, pendejo, de aquí ¡vas a la boleta!”, le repetían. En su testimonio, De Pedro recordó que en un momento vio todo negro y perdió el conocimiento. “Cuando me recompuse, vi que el patrullero había chocado contra un taxi”, contó.

El accidente que lo ayudó. “En ese primer momento, el policía que estaba a mi derecha me retorcía el brazo, inmovilizándome boca abajo, para evitar que hablara”, dijo De Pedro. Pero, angustiado por el dolor y la incertidumbre empezó a pedir, a los gritos: “¡Un médico!”. “El policía de civil que estaba a mi izquierda me amenazaba diciéndome que no hablara más porque me iban a matar”. Fue entonces cuando identificó la placa de uno de sus torturadores: la número 6816, que revistaba en la seccional segunda de la Policía Federal.

Las ambulancias. “Una ambulancia se llevó al conductor del taxi. Otra ambulancia llegó, atendieron al policía”, explicó De Pedro. Pero, los policías querían evitar que lo subieran a él y lo esposaron. “Acto seguido el policía de civil se acercó y me pidió mi cédula de identidad”; para entonces ya no la tenía. El documento estaba en el bolso y los policías lo sabían. Le estaban advirtiendo su “anonimato”, mientras lo seguían amenazando de muerte y rechazaron que la médica de la segunda ambulancia lo atendiera. “No es difícil colegir la presión psicológica que viví ante la incertidumbre sobre mi destino”, les detalló a los jueces del TOF6. Vino una tercera ambulancia, y a esa sí lo subieron. Fue esposado y escoltado por dos policías. Las amenazas siguieron.

“Tenés una bala calibre 38 entre las costillas’

En el hospital. “Me bajaron de la ambulancia, y me subieron a una silla de ruedas porque a esa altura ya no podía caminar”, contó. Lo ingresaron a la guardia del hospital Argerich: eran las 12.30 cuando un médico lo fue a ver y pidió que le sacaran las esposas. “Cuando el policía se acercó para sacármelas, me dijo que no me hiciera el pelotudo”. Estaban en un box de la guardia. Después que lo revisaron siguió esposado y los policías lo custodiaban.

Como sentía un dolor muy fuerte en la nuca, De Pedro pidió que lo revisar otro médico. Fue Pablo Barbeito el que comprendió rápido la situación. “Le pidió a los policías que me saquen, otra vez, las esposas y que se retiren del box. Yo seguía muy atemorizado por mi destino, pues las amenazas de muerte habían sido muy reales, y le pedí a ese médico que por favor llamara por teléfono a Julio Piumato, del gremio de judiciales, donde yo era empleado”.  El médico lo escuchó y le indicó seis horas en observación en el hospital.

El mensaje llegó. Por la tarde, a eso de las cuatro, fueron a reclamar por su estado de salud y velar por su seguridad los abogados Claudio Sciolini, Mariano Recalde, compañeros y amigos de De Pedro; Pablo Ceriani, del CELS, y un asesor del defensor del Pueblo porteño. El CELS presentó un habeas corpus en el juzgado de Instrucción N° 18, en favor de De Pedro y de otros detenidos. “El juez resolvió la libertad de todos los beneficiados y debido a las amenazas por mi recibidas dispuso que mi libertad se efectivizara desde el hospital”, dijo en el escrito incorporado al debate oral.

El hombre herido. “Mi sensación de inseguridad y temor por mi vida fue muy grande cuando media tarde ingresaron al mismo box donde estaba a un joven de apellido Julián con un balazo calibre 38 por la espalda (dato que sé porque cuando lo trajeron ingresaron dos médicos con placa y le dijeron: ‘Te salvaste pibe, porque tenés una bala calibre 38 entre las costillas’”. Esa tarde, otras balas hirieron a otros manifestantes en los alrededores de la Casa Rosada y del Congreso. Diego, Carlos, Alberto, Gastón y Gustavo no sobrevivieron. Otros, como Martín Galli, Paula Simonetti y Marcelo Dorado lo contaron durante el debate que se realizó, desde febrero de 2014, en los tribunales de Comodoro Py.

El portafolio azul. Mientras un grupo de abogados se ocupó de velar por la vida y la seguridad del militante de HIJOS y de NBI, la agrupación de Derecho en la UBA, Silvia Guerry, se ocupó de ir a buscar sus cosas a la comisaría 2da. “Me contaron allí que esa pertenencias no las querían reconocer y al día de hoy no las he podido recuperar, así como tampoco mi cédula ni el bolso”, contó De Pedro.

Una privación ilegítima de la libertad

“Estuve privado ilegítimamente de mi libertad”. “El comentario que me hicieron los abogados en la guardia fue que el policía no me tenía registrado”, apuntó De Pedro. Y enumeró las características de su detención:

-“No se labraron actuaciones judiciales en mi contra tendientes a investigar las conductas que dieron lugar a mi detención”.

-“No se me informó a disposición de qué autoridad me encontraba detenido”.

-“No firmé documento alguno y tampoco me fueron informadas las razones de mi detención”.

-“Nunca figuré, como sí lo hicieron otros detenidos, en el Libro de Entradas de la Comisaria actuante, a más de haber negado que estuviera detenido ante distintos testigos.

Su privación ilegítima de la libertad, así como la de todas las personas que ese día fueron apresadas sin orden judicial y quedaron a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, se investigan en un expediente que no llegó a juicio. En esta causa, como en las que están en debate De la Rúa fue sobreseido. Pero tanto, Santos como Mathov fueron, en su momento, citados a prestar declaración indagatoria por estos hechos, según confirmaron a Infojus Noticias fuentes con acceso al expediente.

El alta. “Por último a eso de las 19 me revisó el doctor Barbeito y me dio el alta un rato después. Luego de dado el alta, entonces, y por orden del juez me retiré acompañado de un familiar, aproximadamente a las 20.30”.

Esta semana, en la sala SUM de los tribunales de Comodoro Py, comenzaron los alegatos de los abogados de los asesinados en la represión. Separados de los acusados por un vidrio, estaban las esposas, hermanas, madres y padres y los hijos de los asesinados cuando la Federal desató la represión: llevaban remeras blancas con la inscripción “Los caídos viven en nuestra lucha, familiares de los asesinados el 20 de diciembre de 2001”. 

MB/RA

Relacionadas