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Infojus Noticias

21-7-2013|14:00|Justicia Nacionales
Vacaciones judiciales

Vacío como tribunales en feria

Inmediaciones del Palacio de Tribunales, 8:45 de la mañana. Acostumbrado a ver gran cantidad de trajes sobrios, y no tanto, sacos, vestidos y, lo más importante, zapatos, Daniel “el lustrabotas del palacio”, se da cuenta que por estos días el trabajo será casi nulo. Él también se toma vacaciones.

  • Sol Vazquez
Por: Gustavo Ahumada

La feria judicial paraliza no sólo el trabajo de juzgados, tribunales y abogados, sino también del mundillo que rodea a los tribunales. Tradicionalmente, Daniel se sienta con su equipo y su ropa de trabajo en las escalinatas de la puerta del Palacio de Tribunales, a la izquierda de la puerta que da a la calle Talcahuano 550. Por estos días no se lo ve.

Otro personaje clásico - al que se escucha, más que verlo- es el “vendedor de leyes” quien al grito de “salió nueva ley de …” vende pequeñas reseñas. La frase se completa con el nombre de la ley de moda, que muchas veces no es tan de moda, pero que despierta la atención de abogados desprevenidos que frenan a comprar para saber de qué se trata.

Su voz característica por el tono que utiliza y la acentuación en la última letra de la frase al gritar, puede escucharse también en las escalinatas de Talcahuano, aunque a veces se muda a la esquina de Corrientes y Uruguay. Por estos días tampoco está.

Los cafés que rodean Tribunales también sufren una transformación: la gente no entra, se convierten en cafés barriales donde concurren  tres o cuatro comensales. La feria también es para los encargados de los bares que, acostumbrados al trajín de los tribunales, abren sólo de lunes a viernes hasta la 7 en su mayoría.

No se es extraño ver pa Eugenio Zaffaroni, ministro de la Corte Suprema que suele quedarse en feria, entrar al Palacio vestido de manera informal y no de riguroso traje, tal y como las “modalidades judiciales” y la costumbre lo marcan.

En cuanto a los pasillos del propio Palacio, el silencio ocupa el lugar dejado por los jueces, funcionarios y empleados judiciales. Aunque por lo general, ese silencio se transforma en el ruido del trabajo de obreros que aprovechan para reformar y mantener la añeja fachada e interior del edificio. Ahora le tocó recibir mantenimiento al edificio de Talcahuano.

Los pasillos también se llenan de estantes vacíos, sillones y hasta escritorios a los que el tiempo les pasó por encima. Es periodo de renovación y arreglo del mobiliario de algunos despachos y hasta los empleados de maestranza que limpian día a día los despachos no están. Los reemplaza una pequeña “cuadrilla de emergencia”. Sólo una de las tres puertas de ingreso se encuentra abierta.

Esta imagen sólo se ve modificada, y no sustancialmente, por la cobertura periodística del caso del crimen de Ángeles Rawson, que suele atraer a los móviles de televisión que estacionan frente al palacio. Afuera, periodistas apurados y nerviosos, esperan noticias nuevas. Adentro, todo sigue tranquilo: días atrás,  una de las testigos de aquel caso se sentó en los sillones apostados en el pasillo, para ser tirados o remodelados, mientras esperaba entrar a ver al juez.

A pocas cuadras de tribunales, la imagen es distinta, la cantidad de gente se multiplicó. Niños, madres, abuelas y tíos transitan sobre la calle corrientes visitando espectáculos para chicos. Las voces finitas y las charlas múltiples llenan la calle. Dentro de siete días todo volverá a la normalidad.

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