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Infojus Noticias

1-4-2014|15:20|Demanda laboral Nacionales
La mujer había trabajado más de diez años en la empresa

Una multinacional de pañales discriminó a una empleada por ser madre

Era una de las gerentas de marca de la multinacional que vende los pañales Huggies. Por un embarazo difícil, producto del estrés laboral, tuvo que tomarse unos meses de licencia. Cuando volvió, su escritorio estaba ocupado por otra persona y su jefe le reprochó el haberse quedado embarazada. Se consideró despedida e inició una demanda.

  • Kitsch
Por: Tomás Pérez Vizzón

Guillermina Más había tenido un embarazo difícil. A causa del estrés, explicaron los médicos, a los siete meses de gestación se detectó un déficit de crecimiento del bebé. Si no paraba de trabajar, iba a tener problemas más serios. Hacía más de diez años que llevaba un ritmo laboral frenético. Era gerenta de marca de Argentina, Uruguay y Paraguay para Kimberly Clarc, una empresa multinacional estadounidense especializada en higiene . Entre sus productos figuran Kleenex,  los pañales para adultos Plenitos y los pañales para bebés Huggies.  “Vas a tener que parar”, le decían sus amigas. Y paró: dos meses de licencia médica, tres de embarazo y dos meses de licencia por excedencia. Cuando volvió a trabajar, la cambiaron de puesto y la discriminaron por su condición de madre. Ahora, pelea una indemnización por una importante suma de dinero.

Fue el 23 de abril de 2012.  Guillermina Más volvió a la oficina y su escritorio estaba ocupado por una persona. A ella le tocaría, según le explicó su jefe, “el de allá”, uno que estaba todo sucio y parecía abandonado. La habían asignado a un nuevo proyecto: tenía que reemplazar a una compañera que estaría de licencia en un puesto menor al que ella tenía. “Necesito que seas sensible con la chapa”, le explicó su jefe. Quería que fuera comprensible y lo hiciera por el bien de la empresa. Era algo circunstancial, insistía, ya se iban a acomodar mejor.

Pasaron unas semanas hasta que se animó a preguntar qué pasaba con su situación. Era raro, sus compañeros la cruzaban en los pasillos sin hacer nada y se sorprendían: ¿Qué onda tu puesto? ¿En qué estás trabajando? ¿Estás en un proyecto? Sin motivo aparente, la habían mandado al ostracismo. Entonces, decidió hablar con su jefe. Tímida, entró a su despacho y preguntó qué pasaba.

- Ahora terminás este proyecto. Y después de esos seis meses, vemos... Porque vos para esa época ya vas a estar embarazada de nuevo...

- No, no sé... Yo no vine a hablar de mi vida privada- alcanzó a responder Guillermina.

- Sí, y voy a tener que contratar a un hombre. Porque insisto... ¿Vos cuántos años tenés?

A Guillermina no le salió un insulto, una respuesta; ni siquiera levantó la voz. No sabía si iba a tener más hijos, nunca se lo había puesto a pensar y, en ese momento, lo único que quería hacer era escupir unas palabras y salir de ese despacho.

“El planteo me descolocó tanto que no supe qué decir”, confiesa ahora a Infojus Noticias. “Pero de algo me di cuenta ese día: mi familia y mis amigos tenían razón, tenía que asesorarme”. En esa oficina no tenía más nada que hacer. Sus compañeros, por miedo o por otras razones, no se metían. Ninguno de los otros directores de alto rango de la empresa la defendióa. Estaba solísima: “También pasa que en el rubro del marketing y la publicidad, nadie está sindicalizado. Tenés la cabeza medio lavada, ninguno es consciente de los derechos que tenemos. No hay solidaridad de empleado a empleado, nunca se escucha un ´che, a esta chica la están cagando, hay que ayudarla”.

Después de ese encuentro con su jefe, Guillermina Más envió cinco cartas documento para que la reincorporaran a su puesto habitual antes de la licencia. También recurrieron a un sistema interno de sumarios por discriminación que tiene la empresa en Estados Unidos: “Envié un mail formal explicando la situación y la respuesta fue ‘nos contactaremos con usted a la brevedad’. A la tercera consulta recibí un correo que decía ‘hicimos una investigación sobre su caso, no hubo discriminación’”. Finalmente, se dio por despedida e inició acciones legales.

“En la empresa saben todo lo que le pasa a una mujer en la etapa de embarazo, estudian los cambios hormonales, la parte psicológica. Se ve que a sus empleadas no las consideran mujeres”, contó Guillermina. “Tengo un recuerdo como madre embarazada espantoso. Eso no me lo va a devolver nadie. Espero que no le pase a ninguna otra mujer”.

La demanda

El expediente N° 42393/13 se encuentra en el juzgado laboral N° 46 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Reclamamos todos los rubros indemnizatorios por el despido, la multa adicional del artículo 178 de la ley de contrato de trabajo (indemnización especial por maternidad: un año de remuneraciones), las multas de la ley de empleo (existían rubros del salario que ella cobraba que no estaban debidamente registrados), daño moral (por discriminación) y salarios caídos por las licencias por enfermedad (producidas por el estrés de la situación) que no le reconocieron”, explica Matías Parera Gaviña, abogado de Guillermina Más.

“La posición de la empresa siempre fue inflexible: desconocer que su empleada había cambiado su puesto de trabajo y desconocer las licencias certificadas por enfermedad que venía solicitando en las últimas semanas. Habitualmente estos intercambios demoran mucho menos, una o dos cartas documento. Con la primera se intima y con la segunda, si persiste la ausencia de respuestas, se considera despedido. En este caso hubo cinco o seis. En cada una se ponía de relieve todos los incumplimientos que se venían registrando, se les pedía que recapacitaran y le reintegraran su puesto anterior”, continúa Parera Gaviña.

“Kimberly le imputa a Guillermina que “estaba prefabricando un despido”. Cuando en realidad, lo que se pedía era que se le reintegren las tareas que tenía antes y que cesaran las maniobras discriminatorias” explica el abogado.

Los abogados de la empresa no quisieron hablar con Infojus Noticias.

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