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Infojus Noticias

13-6-2014|18:00|Represión 2001 Nacionales
El juicio por la masacre del 20 de diciembre de 2001

“Sentí un golpe, como un pelotazo fuerte, y después una quemazón”

Lo declaró hoy Paula Simonetti en el juicio por la represión de 2001. La hirieron el 20 de diciembre y así describió cómo sintió el impacto. Desde entonces vive con una bala en su cuerpo. Después de la crisis se exilió primero en Brasil y después en Italia. Volvió al país para dar su testimonio y volvió por primera vez al lugar donde la hirieron.

  • Paula y Federico Quevedo, su novio de entonces. Hoy declararon los dos en el juicio. Fotos: Pablo Dondero.
Por: Milva Benitez

El 20 de diciembre de 2001 Paula Simonetti escuchó una frenada. Giró y vio a unos hombres bajar de los autos que estacionaron sobre la avenida 9 de Julio, entre las calles Sarmiento y Perón, en el centro porteño. Vio a esos hombres sacar armas largas, apuntar y disparar. Un balazo impactó en ella. Desde entonces, vive con una bala de plomo en su cuerpo: “Entró cerca de la vena aorta, a la altura del broche del corpiño”, recordó hoy en el juicio por la represión que ordenó el gobierno de Fernando de la Rúa.

Paula recordó que ese día estaba con Federico Quevedo, su novio de entonces. Se habían encontrado a eso de las 18 por la calle Corrientes, a unas cuadras del Obelisco. Los dos estudiaban Periodismo. Él ahora vive en Córdoba, donde está construyendo una casa con su actual pareja. Ella, en Italia, con su esposo Michele y dos hijos de cuatro y dos años. . “La más chiquita nació el 20 de diciembre de 2011, a las seis de la tarde en Roma y eso me movilizó mucho”, confió Paula a Infojus Noticias.

Pasaron doce años. Los dos viajaron hasta Buenos Aires, y hoy declararon como testigos en el juicio por la represión. Primero Paula, un poco nerviosa, pero precisa al recordar lo que le ocurrió. Después Federico: contó que ese día estuvo desde temprano sacando fotos en el centro porteño. Uno de esos rollos fue incorporado al expediente, el que tiene fotos de lo que ocurrió esa tarde. “Después de las tres”, especificó Federico. Otro de esos rollos, el que sacó al mediodía -cuando la policía montada atacó con los caballos a las Madres de Plaza de Mayo-, se lo robaron. “Sospecho que me lo sacó alguien de los servicios, porque fue lo único que me sacó del bolsillo, donde también llevaba una agenda electrónica”, dijo Federico a Infojus Noticias.

Antes que Paula y Federico, el abogado Claudio Pandolfi declaró durante cuatro horas. Él también estuvo en la plazoleta donde Alberto Márquez murió por un disparo de bala, y otros como Paula recibieron heridas que pusieron en riesgo su vida. Pandolfi, que ahora trabaja como secretario letrado en Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) recordó que incluso después de los disparos, y cuando los heridos estaban camino a los hospitales, en las calles de Buenos Aires “no era momento para irse caminando solo, porque la policía seguía deteniendo gente y si te llevaban nadie se iba a enterar por horas”.

El recuerdo de Paula

Paula llegó hace unos días a Buenos Aires. Por primera vez se animó a recorrer las calles donde la hirieron, y las otras donde intentó refugiarse. Dijo que caminaban con Federico por la plazoleta cuando escuchó primero un disparo, y después un “barrido de tiros”. Federico la agarró de la mano y corrieron. “Sentí un golpe, como un pelotazo fuerte, y después quemazón”, contó. Federico después corroboró sus dichos: explicó que después de escuchar la frenada, se acercaron dos autos y vio descender a uno de los conductores con un arma larga. También recordó que corrieron.

Vieron otros heridos, y ambos dijeron que Federico la alentaba a seguir. Se escondieron detrás de un puesto de diarios. Y como Paula se quejaba, Federico le levantó la remera. Se dio cuenta que sangraba y decidió que tenían que seguir corriendo. La llevó de la mano por la calle Perón, una de las que corta la avenida 9 de Julio.

Paula dijo que Federico la alentaba, que a ella le faltaba el aire. La terminó alzando y cuando no pudo seguir se “prendió” a los timbres de un edificio. No abrieron. E hizo lo mismo en otro. “Ahí empezaba a ver todo oscuro”, dijo Paula. Finalmente, un estudiante de Medicina abrió la puerta. Le dio los primeros auxilios a Paula y después pidieron una ambulancia. La trasladaron al sanatorio Otamendi, donde la salvaron.

Durante un tiempo, cada dos semanas, Paula tuvo que hacerse placas para ver cómo y dónde estaba alojada la bala. Después se repuso, aunque tiene un perdigón en la novena vértebra, a milímetros de la arteria. Pasó días en cama. Estuvo asustada y deprimida, después retomó las riendas de su vida. Vivió un tiempo en San Pablo, Brasil, como enviada de la empresa española Cases i Associats para rediseñar el diario O Estado de S. Paulo. Algo que ya había hecho para el diario Clarín, en Buenos Aires. Después trabajó en un diario brasilero haciendo infografías y aprendió el oficio que hoy mantiene en el diario La República, en Roma.

En este juicio son 9 los ex agentes de Asuntos Internos de la policía federal que deberán responder por los disparos que ese día recibieron los manifestantes que se refugiaban del calor en la plazoleta, minutos antes que De la Rúa abandonara la Casa Rosada en helicóptero. En el juicio en total son 16 los ex policías acusados por la represión, y Enrique Mathov, es el único funcionario y político que comparte con ellos el rol de los acusados.

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