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Infojus Noticias

12-11-2015|20:25|Gatillo Fácil Nacionales
Entrevista

“No me interesa lo que digan los demás porque yo vi todo”

Camila, la novia de Lucas Cabello, relató que el lunes pasado escuchó ruidos en la puerta de su casa en La Boca y, cuando se asomó, vio a su pareja mover los brazos, “tirarse para atrás” y caer, junto con los sándwich de milanesa que tenía en la mano. En diálogo con Infojus Noticas, compartió detalles de su pareja, que permanece internado luego de que le disparara un agente de la Metropolitana.

  • Juan Ignacio Calcagno
Por: María Florencia Alcaraz

Cuando Lucas Cabello abrió los ojos el martes a la noche, en el Hospital Argerich, la que estaba a su lado era su novia, Camila. La joven, de 22 años, no se separa de él desde que el lunes a la tarde lo encontró en la vereda de su casa, en La Boca, sangrando en el suelo. Fue después de que un agente de la Policía Metropolitana le disparara. Ahora, espera que se recupere para retomar la vida que comparten junto con su pequeña hija, Milena, de dos años y cinco meses. “No sé qué le pasó por la cabeza al policía. Pero fue gatillo fácil”, aseguró en diálogo con Infojus Noticias.

Ese día, Camila estaba lavando ropa en su pieza del Hogar de Tránsito del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) en el que vive, en Martín Rodríguez al 500, cuando escuchó ruidos. Lucas no estaba: había salido hacía un rato a comprar algo para comer. Ella salió al pasillo y vio a su novio, moviendo los brazos. Después, lo vio “tirarse para atrás”, como retrocediendo, mientras los sándwiches que había ido a buscar caían al suelo. Ahí, escuchó la primera detonación. Milena, que estaba con ella, gritó. Camila salió corriendo a la calle, lo agarró a Lucas de la nuca y lo sentó contra la pared. Lucas le pidió ayuda. Ella recuerda que el agente Ricardo Ayala gatilló dos veces más. “¿Qué hiciste hijo de puta?”, gritó la joven, manchada con la sangre de su novio y mirando al policía de la Metropolitana. Después, lo vio irse corriendo a la planta alta de la vivienda.

Un vecino la ayudó a cargar a Lucas en un auto y llevarlo al Hospital Argerich que está cerca. “Si no aparecía ese vecino, Lucas se me moría ahí porque había mucha sangre”, cuenta frente a la clínica de Palermo, a la que fue trasladado el joven.

Camila escuchó en la radio y la televisión, una y otra vez, el relato policial que validaron algunos funcionarios porteños: que Lucas estaba armado, que no acató la voz de alto, que era un “trapito”. Un patrón que se repite en los casos de violencia institucional: hacer correr la versión policial y deslegitimar a la víctima. “No me interesa lo que digan los demás porque yo vi todo”, dice ella, con tranquilidad.

Al día siguiente del ataque a Lucas, la vicejefa de Gobierno porteña y gobernadora electa por la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, reprodujo esa versión policial de los hechos. “En origen, es un caso de violencia de género”, dijo. Y contó que el policía estaba allí cuidando a una víctima de la violencia machista. “Se le había dado un botón antipánico a la pareja de esta persona y se agregó una consigna policial, para otorgarle protección a la mujer”, señaló Vidal, en una improvisada rueda de prensa.

Luego, quedó comprobado que el agente no estaba ahí por un caso de este tipo sino por una situación de violencia intra vecinal. También quedó asentado en el expediente judicial, según constató Infojus Noticias, que fue el propio policía quien accionó el botón “para avisar al Comando lo que había ocurrido”. Lo dijo en su declaración indagatoria.

Camila se enojó mucho cuando escuchó las palabras de Vidal. “Ella miente”, afirma. “Yo no denuncié a Lucas por ninguna violencia y la policía que estaba ahí tampoco estaba por un tema de este tipo”, dice con rabia. Esta agencia también confirmó que no hay ninguna causa contra Lucas en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte (OVD) ni en otro organismo especializado.

Lucas y Camila se conocieron en el barrio. Ella lo veía pasar por la puerta de su casa y, en seguida, hubo flechazo. Como tenía novio, no hizo nada hasta que él avanzo. Primero, fueron mensajes de texto; después, cartas, hasta que se pusieron de novios “con idas y vueltas”. El próximo 5 de marzo cumplirán 5 años juntos.

Tienen una rutina tranquila, en la que Milena es el centro de todo. Camila la lleva tatuada en su brazo izquierdo: “Milena Valentina”, le escribieron con tinta china.

Lucas es hincha de River. Los días que juega Boca Juniors de local se pone pantalón largo para taparse el tatuaje del Millonario, por pedido de su madre Carolina. Es que los Cabello viven a pocas cuadras de la cancha xeneize. A Lucas le gusta “andar con los pibes” y jugar al fútbol. “Es un chico tranquilo pero con carácter”, lo describe Camila. “No es de salir, ir a bailar. Fuimos pocas veces”, cuenta y agrega que los vecinos lo conocen y lo quieren. Esos mismos vecinos fueron los que cortaron las calles del barrio para exigir Justicia.

Los fines de semana, Lucas cuida autos en el Restaurante Il Matarello, también ubicado en La Boca. “Ni siquiera tiene trapito. Está ahí parado, mirando los coches, porque la gente del restaurante ya lo conoce y lo autorizó. Lo hace desde chico. Y ahora va para comprarnos cosas a nosotras”, cuenta Camila.

El martes, cuando Lucas se despertó y no pudo hablarle por la traqueotomía, ella lo tranquilizó. Le dijo que tenían que estar juntos. Lucas le devolvió una sonrisa.

MFA/LL

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