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Infojus Noticias

18-9-2014|9:52|Gatillo fácil Nacionales
Veinte años después la elevaron a juicio oral

Masacre de Wilde: "Quedé vivo para seguir con la causa"

Claudio Díaz, sobreviviente del cuádruple asesinato de enero de 1994, habló con Infojus Noticias sobre la causa que fue enviada a juicio oral. Espera que los policías acusados sean finalmente condenados.

Por: Pablo Waisberg

El último recuerdo que tiene de Edgardo José Cicutín son los gritos de dolor. Lo había baleado una patota de la Brigada de Investigaciones de Lanús. Era el cuarto fusilado. Los otros tres estaban a unas cuadras, adentro de un auto. Les habían tirado más de 200 balas. Claudio Antonio Díaz no lo pensó en ese momento en que estaba esposado, con un arma apuntándole a la cabeza y una rodilla sobre su espalda, pero hoy dice que tuvo “suerte”. Pasaron 20 años de la Masacre de Wilde, un caso de gatillo fácil de enero de 1994, y hace apenas 48 horas elevaron el caso a juicio oral. “Esperemos que el fallo sea positivo. Más que por mí por la señora de mi compañero”, dice Díaz, que veinte años después sigue haciendo lo mismo que hacía cuando su Dodge 1500 recibió 39 impactos de bala: vender libros.

“La sensación es algo que uno siente. Imaginate que ya pasaron 20 años, soy el único que gracias a Dios quedo vivo. A veces me pregunto no por qué sino para qué”, dice Díaz, al otro lado del teléfono a Infojus Noticias, apenas después de estacionar el auto con el que va de librería en librería vendiendo libros.

-¿Y para qué fue?

-Para seguir con la causa y llegar a la justicia. Soy incrédulo de la justicia. La espero pero no creo. Aunque algún día debería llegar. La sensación es muy complicada. Es muy interno y me genera un montón de ruidos. Más allá de los ruiditos de todos los días.

Esta tarde de enero de 1994, Cicutín y Díaz salieron a vender libros. Tenían el baúl lleno. Iban por una calle de Wilde. De pronto el tránsito se frenó, se embotelló. Otros automovilistas le hicieron señas para que se abriera paso hacia un costado y siguiera. Gira el volante, pone primera, después segunda y retoma la marcha. A su lado iban otros autos. Escucha los disparos y sigue. “Cuando sentís tiros no parás, nosotros seguimos como los otros autos”, recuerda, veinte años después.

Siguieron y no imaginaban que los disparos los tenían a ellos de blanco. Pero el auto comenzó a frenarse, tenía dos o tres neumáticos reventados a balazos. “Gordo, nos están tirando a nosotros”, le dijo Díaz a Cicutín.

“Ahí frenamos y bajamos. Me doy cuenta de que eran todos policías. Estaban abiertos en abanico, con armas. Me tiro al piso, me ponen rodilla en la cabeza, después una pistola, me esposan. Me preguntan por los fierros”, cuenta Díaz.

Del otro lado del auto había bajado Cicutín. Lo balearon y murió en la ambulancia que lo llevaba al hospital.

-¿Tiene alguna explicación de por qué le dispararon a Cicutín?

-Fue una confusión por impericia, por actuar actuar sin pensar, sin importarles tres carajos nada.  No es mi caso solo hay miles de casos policiales. Hay muchos intereses creeados, mucha historia. Es la mugre, que se tapa con mugre.

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