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Infojus Noticias

3-11-2015|17:00|ESMA Nacionales
Nueva audiencia de alegatos en la megacausa ESMA

La voz que sirvió para reconstruir el cautiverio de cientos de desaparecidos

Entre los casos que expuso la fiscal Mercedes Soiza Reilly estuvo el secuestro de Beatriz Elisa Tokar. Fue sobreviviente de la ESMA y una de las primeras voces en denunciar los crímenes de ese centro clandestino. Su paso por los tribunales, poco antes de su muerte, fueron recordados ayer en el marco de en un nuevo tramo de su alegato.

  • Elisa (de musculosa blanca) con otras compañeras en la ex ESMA. Foto: @espacio_memoria
Por: Juan Carrá

Beatriz Elisa Tokar fue una de las sobrevivientes de la ESMA. Su testimonio fue fundamental para reconocer a los represores que eran dueños de la vida y la muerte dentro de las cuatro paredes del centro de extermino más importante al mando de la Armada Argentina. Su voz se hizo escuchar más de una vez ante la Justicia repitiendo una y otra vez su calvario y el de sus compañeros. Ayer, en el marco del juicio por la causa “ESMA unificada” la fiscal Mercedes Soiza Reilly expuso, en la continuidad de su alegato, una serie de secuestros entre abril y septiembre de 1977 todos a manos del Grupo de Tareas 3.3.2. La caída de Elisa estuvo entre ellos. En la sala de audiencia se vivió un momento especial al escuchar su nombre, Elisa falleció en diciembre del año pasado, pero su voz volvió a escucharse ayer señalando a los marinos responsables del terrorismo de Estado.

“El siguiente grupo de casos se relacionan entre sí por su pertenencia al mismo grupo de militancia; todos ellos fueron secuestrados temporalmente para la misma época y una vez más puede verse al grupo de tareas que funcionó en la ESMA desarticulando un sector específico de la Organización Política Montoneros”, expresó Soiza Reilly en la apertura de esta nueva parte de su acusación.

Tokar fue una de las víctimas de esas caídas. El 21 de septiembre de 1977, tenía una cita con un compañero. Era cerca de las 20 cuando, en avenida Maipú, en Olivos, cuatro hombres del GT 3.3.2 la encerraron, la tomaron de atrás y a los golpes la metieron dentro de un auto. Según la acusación de la fiscalía, los imputados Hugo Enrique Damario y Alfredo Astiz participaron del secuestro. Incluso, en sus testimonios, Tokar aseguró que el propio Astiz le había dicho que él había comandado el operativo. Encapuchada y esposada llegó a la ESMA y como todos los detenidos desaparecidos fue sometida a los peores vejámenes. “Me llevaron por un pasillo que llamaban Avenida de la Felicidad y me depositaron en la habitación 13”, dijo Tokar en abril de 2010 frente al Tribunal que juzgaba un tramo de la megacausa ESMA. También declaró en el marco de esta causa unificada en diciembre de 2013.

“Beatriz trabajaba en una compañía de seguros, estudiaba Derecho en la UBA y militaba en la Organización Política Montoneros. Fue secuestrada a los 23 años, los miembros del grupo de tareas no tuvieron piedad con ella”, expresó la fiscal en el alegato.

Dentro del centro de exterminio le asignaron el número 481, como forma de quitarle incluso su identidad. Enseguida fue interrogada. Recordó que prendieron un reflector para cegarla y que las preguntas iban dirigidas a su militancia. “Les conté que iba a una cita, porque quería saber qué había sido de mis compañeros desaparecidos. Me golpearon mucho y se burlaban de mí. Nombré a los compañeros por los que quería saber. Dos de ellos eran Ricardo Coquet y Daniel Lastra. Al rato me los traen, en perfecto estado. La confusión fue muy grande. También, me preguntaron si conocía a Norma Arrostito. Le digo que sí, que estaba muerta, según los diarios. Ahí me traen a la Gaby, encapuchada y engrilletada. Gaby no contestaba nada a lo que le preguntaban”, declaró.

En audiencias anteriores, cuando Soiza Reilly profundizó sobre el caso del secuestro y asesinato de Arrostito, dio cuenta de esta metodología utilizada por los represores para desestabilizar psicológicamente a los detenidos desaparecidos. Mostrar con vida a la dirigente de Montoneros que todos creían muerta era una forma de reafirmar que ellos eran los dueños de la vida y la muerte.

“Cuando fue convocada nuevamente a declarar a este juicio, conocimos su débil estado de salud, fue acompañada por los equipos interdisciplinarios porque esa era su idea: declarar una vez más por sus compañeros, por aquellos que ya no tenían voz. Ella fue su voz. Elisa murió a pocos meses de declarar. Hoy su caso se encuentra una vez más probado”, fueron las palabras de la fiscal al momento de hablar sobre Elisa.

Otros casos de víctimas

Las 23 víctimas pertenecían a la misma estructura orgánica dentro de la organización Montoneros. “Pertenecían al mismo grupo político; eran jóvenes, se conocían entre sí, tenían citas concatenadas pautadas, y el grupo de tareas, al que pertenecen los imputados de este juicio, tenía como fin desbaratar dicho colectivo político. Este desmembramiento se va a ver materializado en los ilícitos penales que a continuación se describen y que forman parte de la plataforma fáctica de este debate”, argumentó y acusó la fiscal.

Los primeros hechos que se expusieron como parte de estas caídas concatenadas se dieron entre  el 25 y el 26 de febrero de 1977. Ignacio Pedro Ojea Quintana, Raúl Bernardo Fantino, Carlos Alberto Chiappolini, Daniel Eduardo Lastra, Ariel Adrián Ferrari, Rafael Antonio Spina y Juan Carlos Marsano, compañero de Tokar. Ferrari fue baleado en el secuestro y murió camino a la ESMA. El resto fueron alojados allí y sometidos a torturas de tal magnitud que Chiappolini perdió la vida. Su cuerpo no fue recuperado. Quintana y Marsano, según se pudo reconstruir, fueron “trasladados”, es decir son dos de los tantos que murieron en los vuelos de la muerte. Por su parte, Fantino y Spina aún están desaparecidos.

También se expusieron los casos de las desapariciones de  Carlos Ballesteros, Nora Alicia Ballester, Oscar Alejandro Fernández Ranrroc, Diego Fernando Botto Alducín, María Cristina Bustos de Coronel, Roberto Joaquín Coronel, Daniel Marcelo Schapira y Carlos Guillermo Berti; los asesinados en vuelos de la muerte Luis José Canosa y Ricardo Carpintero Lobo; el de Roberto Luis Stéfano, baleado por los marinos durante su cautiverio en la ESMA y los casos de los sobrevivientes  Ricardo Héctor Coquet, Oscar Alberto Rizzo, Lidia Cristina Vieyra  y Lucía Coronel.

En relación a Lucía, hija de María Cristina Bustos y Roberto Coronel, fue secuestrada junto a sus padres el 14 de marzo de 1977.  La niña permaneció en cautiverio en la ESMA hasta que el 15 de marzo de 1977, miembros del mismo GT que los capturó la llevaron al Hospital Elizalde (Casa Cuna), donde estuvo hasta el 22 de marzo, momento en el cual fue entregada a su abuela paterna.

La bebé fue entregada con una nota que decía: “Esta niña Lucía Coronel de 10 meses de edad, hija de José Carlos Coronel fallecido en un enfrentamiento en la calle Corro de Villa Luro el 29 de septiembre pasado y de María Cristina Bustos de Coronel, cuyos abuelos viven en Tucumán, está actualmente sin sus padres, les ruego hacer llegar a la criatura a sus familiares” y figura manuscrito los datos de los abuelos”.

JC/RA

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