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El hecho ocurrió en la ciudad santafesina de Ceres, a 250 kilómetros de la capital provincial. Según indicaron las fuentes policiales, el chico y su hermano bajaron el arma que estaba escondida arriba del ropero, para lo cual debieron subirse a una silla. La madre no podía verlos porque estaba en otro lugar de la casa bañando a otro de sus hijos. Al escuchar la detonación, la mujer pidió auxilio a los vecinos, que llamaron a la policía. Aunque la Justicia Penal ordenó la realización de una autopsia, se sabe que el chico recibió el disparo en la cabeza y desde una distancia corta. 

 

Contrario a los argumentos que fundamentan la posición de armas como forma de protección, las armas aumentan la posibilidad de accidentes, heridos y muertes. En 2008, el Ministerio de Justicia realizó un informe donde se detalla que el 54 por ciento de los homicidios son con armas de fuego. Un 27, 20 por ciento de los homicidios, accidentes o suicidios ocasionados con armas de fuego ocurren en los hogares, según una encuesta de 2005. 

 

Esto impulsó el Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego (bajo la órbita del RENAR), que busca reducir el número de armas que circulan entre los civiles. El programa funciona desde 2007 y tiene alcance nacional. Las armas son entregadas de manera voluntaria y anónima a cambio de un incentivo económico. Los montos van desde $200 a $600 para pistolas, revólveres, escopetas y fusiles y de $ 0,10 por las municiones. 

 

Ya se sacaron de circulación 145.282 armas de fuego. Las armas son inutilizadas en el momento frente a la persona que las entrega y destruidas luego en un acto público. El resultado de la destrucción es donado a la Fundación del Hospital Garraham.

 

Las armas pueden entregarse en cualquiera de las bocas de recepción del RENAR o en alguna de sus unidades móviles. El programa también incluye la entrega de juguetes bélicos de parte de los niños a cambio de otros que fomentan la paz.