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Infojus Noticias

17-4-2014|13:45|Legislatura Nacionales
Un cronista todo terreno

Homenaje Enrique Raab, un periodista comprometido y militante

Se cumplieron 37 años de su desaparición y, a instancias de la diputada Susana Rinaldi, se realizó un homenaje a su vida y obra en la Legislatura porteña. El 16 de abril de 1977, a los 45 años, Raab fue secuestrado y asesinado en la ESMA. El recuerdo de quienes lo conocieron.

  • Susana Rinaldi y la hermana de Raab, ayer en la Legislatura. Fotos: Martin Di Maggio.
Por: Matías Máximo

“Enrique Raab era como Rodolfo Walsh: un autodidacta. No tenía profesores enmarcados en una institución, elegía sus maestros. Eso era posible en una Buenos Aires que funcionaba como una gigantesca universidad laica”, dijo la poeta y periodista María Moreno, la misma que transitó las calles de Raab y escribió después que “el master se hace en los bares”. A 37 años de la desaparición forzada de Raab, un cronista todo terreno que escribió tanto del verano de “revista” marplatense como de la Revolución de los Claveles en Lisboa,  se realizó anoche un homenaje a su vida y obra en la Legislatura porteña.

Raab reunía varias cuestiones para que la última dictadura cívico-militar quisiera desaparecerlo: pensaba, era homosexual y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Nació en 1932 en Austria y cuando llegó a la Argentina, después de terminar la primaria, entró al Colegio Nacional Buenos Aires, de donde nunca se recibió porque a pocos meses de terminar quinto año se peleó con el profesor de Historia y no le quiso pedir disculpas.

El periodista Oscar González fue compañero de Raab. Hace unos veinte años, “cuando ya era fanático de la crónica y daba clases de Género Periodístico en la Universidad de Buenos Aires”, González tuvo de alumno a Máximo Eseverri, que con el tiempo sería periodista y biógrafo de Raab. Los dos formaron parte del homenaje en la Legislatura, una propuesta de la diputada Susana Rinaldi.

“Cuando estaba cursando Comunicación, Gonzaléz dijo en el primer día de clases que uno podía cursar normalmente la materia y hacer el número cero de una revista que no leería nadie. Pero que también podíamos ayudarlo a investigar a un periodista llamado Raab y de todas formas aprobaríamos. Fui el único que levantó la mano”, dijo Eseverri, que con los años publicó “Raab y Visconti, la tierra tiembla”.

En el salón San Martín de la Legislatura cada vez que el público aplaudía, la araña de cristales que cuelga del techo con detalles dorados temblaba fino, como un chocar de copas. Entre ese público que aplaudía fuerte estaba Alberto Szpunberg, Alejandro Ricagno, Karin Proidl -la embajadora de Austria en Argentina- y Evelina Raab, la hermana de Enrique, que al final del homenaje recibió una distinción.

Si hubiera que reunir las palabras de todos los que pasaron al frente para recordar a Raab, se podría decir que hubo tres que se pronunciaron más que otras: amigo, comprometido y militante. Además de las personas que se acercaron al primer piso de Perú 160, hubo otros que no pudieron estar pero mandaron cartas de adhesión, como Carlos Ulanovsky,Roberto Tito Cossa, Pepe Eliaschev, el Espacio para la Memoria Haroldo Conti y la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires.

El dramaturgo Ricardo Halac detalló a Raab como “nervioso, pequeño, con poco pelo y una ironía sensible y delicada. Era muy lindo porque tenía muchos amigos y siempre andaba con cosas para contar”. Los dos trabajaron una época en la sección cultural de La Opinión y lo tuvieron a Juan Gelman como editor.

“Recuerdo cuando volvió de entrevistar a Bertrand Russell y me contó que estaba viejo y mientras hablaban se quedaba dormido. Pero que después se despertaba y le terminaba de contestar las preguntas, aunque otra vez se quedaba dormido y así tuvo que estar hasta que terminó la entrevista. Aunque por supuesto eso no lo escribió en su nota”, contó Halac entre la risa y las lágrimas.

El 16 de abril de 1977, a los 45 años, Raab fue secuestrado y asesinado en la ESMA. Más allá de las amenazas de la Triple A, había decidido no exiliarse. Después de participar de cuanta reunión sindical hubiera en los medios donde trabajó, comenzó una militancia en el PRT. Trabajó en Clarín, La Nación, 7 días, Primera Plana, Análisis y La Opinión en la época en que era dirigido por Jacobo Timerman.  “Era anfibio”, señaló Moreno y destacó su prosa delicada: “No redactaba, escribía”.  

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