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Infojus Noticias

17-9-2015|17:26|Entrevista Nacionales
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En la Sala Alberdi, del Centro Cultural San Martín

“Hablar de locura en Buenos Aires es hablar de lo que pasó con el Borda”

En su obra teatral Artaud, de reciente estreno, el director Sergio Boris dialoga con la crisis de los hospitales psiquiátricos y aborda la problemática de salud mental desde la puesta en escena de un espacio de internación derruido.

  • Charo Larisgoitia
Por: Julieta Benedetto

Más de dos años pasaron del momento en que médicos, pacientes y empleados del Hospital neuropsiquiátrico Borda defendieron al Taller Protegido N° 19 de la irrupción intempestiva de la policía Metropolitana en el lugar, por lo que sufrieron la violenta represión ejercida por los uniformados y el avance de las topadoras. No había mediado, en aquel momento, denuncia judicial o acto administrativo que autorizara la demolición y desmantelamiento del taller en el que se realizaban actividades de rehabilitación.

Ese hecho –reflejo de la vulnerabilidad de un sistema de salud mental que comenzó a transformarse con la Ley Nacional de Salud Mental (N° 26.657) y el nuevo Código Civil y Comercial–, funcionó como enlace para el director de teatro y actor Sergio Boris: su obra Artaud, de reciente estreno, toma como punto de partida Las cartas desde Rodez, que Artaud escribió a su médico psiquiatra entre 1943 y 1946, y dialoga con la crisis de los hospitales psiquiátricos locales.

Cuando los espectadores ingresan a la Sala Alberdi, del Centro Cultural San Martín, se encuentran con una puesta desplegada sobre el escenario y también debajo: el esqueleto semi derruido de una sala de internaciones de hospital, con mamparas sin vidrios, espacios clausurados, un baño tapado, una cocina como último reducto funcional y una playa de estacionamiento, donde antes había un pabellón.  

–¿Cómo llegó a plantear esta puesta en escena?

–Me interesó enlazar lo local. Hablar de locura acá, en Buenos Aires, es hablar de lo que pasó con el Borda, con (Mauricio) Macri y con la represión en el hospital. Esto provocó una circunstancia espacial y situacional: un manicomio que devino playa de estacionamiento.

La represión vivida en el Borda derivó en la destrucción total del Taller Protegido: el gobierno porteño infringió una medida cautelar –que impedía su demolición– y avanzó sobre el galpón. En febrero de este año, la Cámara IV en lo Criminal sobreseyó, entre otros funcionarios, al candidato presidencial Mauricio Macri y a su vicefeja y candidata a gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, por la “inexistencia de elementos mínimos objetivos, concretos y directos que conlleven a atribuirles algún tipo de participación en el suceso”. En cambio, se mantuvo el procesamiento de seis trabajadores del hospital, acusados por “atentado y resistencia a la autoridad”. Un solo efectivo de la Metropolitana permanece procesado por lesiones leves.

La obra, que se estrenó el 4 de septiembre –fecha en que nació Artaud–, es contundente: hay un cuerpo escénico que funciona como una máquina significante en otros lugares. El grupo teatral realizó visitas al Borda, durante los ensayos, como parte de su investigación para hallar formas de oralidad y procedimientos propios del espacio. Además, mantuvieron conversaciones con psiquiatras y pacientes.

En Artaud, y de la mano de uno de los fragmentos de las cartas de Artaud, uno de los pacientes –Fabio– le dice al médico: “Es un dolor que me podrías haber evitado, yo siempre te consideré como un ángel”. La puesta en escena permite contemplar la relación entre medicina y crueldad, característica de las instituciones de encierro de salud mental. Además, deja al descubierto, con distancia, sarcasmo y riesgo, la compleja realidad de los hospitales de la Ciudad. Un marco que, esta semana, encontró al Órgano de Revisión de la Ley Nacional de Salud Mental (ORN) denunciando al Gobierno porteño por la medida cautelar que presentó la gestión macrista para frenar loscontroles para la protección, promoción y monitoreo de los derechos humanos de las personas con padecimientos mentales.

Con esta medida, la administración de Macri intenta desestimar las recomendaciones que el ORN emitió a partir de controles realizados en los hospitales Borda y Moyano, en los que constataron “serias irregularidades”, como “internacionales de larga data, vulneración del derecho a la intimidad, falta de dispositivos y apoyos que posibiliten la inclusión comunitaria, y déficit de infraestructura y de recursos humanos”. A su vez, el monitoreo observó la falta de investigación de “muertes ocurridas en las instituciones de salud mental del país” y “prohíbe aplicación de electroshock”.

En el momento de la escritura de las cartas, “Artaud estaba con electroshock y pasaba de una etapa alucinatoria, mística y cristiana a momentos de un furioso anticristianismo”, precisa Boris.

–¿Cómo trabajó en la obra los mecanismos de tratamiento de los pacientes?

–El electroshock me interesaba pero me resultaba difícil abordarlo porque cualquier cosa iba a ser representativa. Entonces hubo una hipótesis de dejarlo afuera y que queden los restos, que es un poco lo de la diarrea del paciente.

–En la obra, el paciente se “da con la heladera”. ¿Cuál sería el sentido?

– El paciente quiere estar ahí porque quiere darse, ya no con el electroshock,  sino con la heladera. Esta fue una de las condiciones propulsoras de signos del lugar donde ensayamos, que es una cocina donde hay una heladera. Eso también nos permitió pensar el reemplazo de heladera por electroshock, como que ya se daban con la heladera. Y también la consecuencia de cagar, que te hace cagar.

– En escena, toman relevancia los sonidos…

– Si, la heladera habla, interviene. Mi intención es trabajar desde la mancha, desde lo sonoro, desde construir la escena desde lo musical. La intervención sonora de la heladera es un trabajo de Carmen Baliero, que se sumó a la propuesta con ese sonido sordo, misterioso y con posibilidades muy interesantes.

–Y los personajes, ¿cómo fueron delineados?

–Partimos de una hipótesis vincular dada por el entorno y la situación. Los personajes son cinco. Un loco que devino personal de mantenimiento (interpretado por Rafael Solano), un paciente que quiere volver a entrar al hospital (Diego Cremonesi), una enfermera (Elvira Onetto), el médico (Pablo De Nito), la novia del médico que fue novia del paciente (Verónica Schneck). Junto a Adrián Silver, que hace asistencia de dirección, empezamos a improvisar con conciencia de no referenciar a Artaud. La traición más grande hubiera sido referenciarlo y ennoblecer el trabajo en relación a la referencia.

Los personajes de la obra Artaud circulan por las ruinas del psiquiátrico casi deshabitado, atravesados por la actualidad del trabajo en la playa de estacionamiento. Y esperan, no sin temor, que pasen a “corroborar”. Frente al manicomio, ese día hay una fiesta de psiquiatras y policías, que usan el estacionamiento para dejar sus autos y por eso “limpiaron de locos el portón”, aclara Boris. La escena remite a la actualidad del Borda, donde la entrada principal –que costó 11 millones de pesos–, permanece cerrada hace más de un año porque no funciona, lo que profundiza el abandono de un hospital denominado “de puertas abiertas”.

La nueva Ley de Salud Mental toma en consideración el trabajo realizado por la Comisión de Evaluación de Estándares en materia de salud mental, a partir de lo cual se llevará a cabo el traspaso de los hospitales monovalentes a la inclusión de estos tratamientos en la estructura del servicio de salud pública general. El objetivo es dejar de discriminar a las personas con problemas de salud mental y entender la problemática como cuestión social. Para Boris, “la locura lo atraviesa todo: está en el proceso, en el relato y no en un personaje”.

Artaud puede verse dentro del Ciclo Invocaciones, que llevan adelante Mercedes Halfon y Carolina Martín Fierro. Jueves y viernes a las 21, en la Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín hasta el 6 de noviembre de 2015. Sergio Boris dará una clase magistral el 21 de septiembre sobre esta obra en Panorama Sur.

JB/LL

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