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Infojus Noticias

23-6-2013|10:03|PERFIL Nacionales
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Perfil del fiscal general de Morón

Federico Nieva Woodgate, el fiscal que nunca se jubila

Entró a la Justicia de Morón en plena dictadura y fue labrándose una reputación de duro que continúa hasta el día de hoy. Fue la cara visible de los casos Candela y del padre Grassi y carga con dos juicios políticos. Ha sido criticado por sus investigaciones y sus métodos poco transparentes. Retrato de un fiscal que prefiere las puertas cerradas.

  • “Los empleados le tienen fobia y miedo” Télam
Por: María Florencia Alcaraz

A fines de agosto de 2011,  la desaparición de Candela Sol Rodríguez conmocionó al país. Durante los 9 días de su búsqueda,  la cara de la Justicia ante las cámaras fue la del histórico fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate.  Pocos sabían quién era, aunque había tenido protagonismo durante el juicio al padre Julio César Grassi, el cura condenado por abuso que aún sigue en libertad. A pesar de ocupar su cargo hace 35 años, este hombre canoso solo sale a la luz pública cuando la ocasión lo amerita.

Con un tono formal, y sin alejarse del lenguaje jurídico, Nieva Woodgate anunciaba, en el marco de la investigación del crimen de Candela, detenciones masivas y la realización de pericias. Trataba de demostrar que la Justicia estaba actuando con celeridad.

El hombre que ingresó al Poder Judicial en los años ‘70 podría haberse jubilado con la resolución del caso Candela. Pero no.  El crimen de la nena de Hurligham, a poco de cumplirse dos años, sigue impune. Y el fiscal de Morón se enfrenta a un juicio político. “Dejó en manos de la policía la conducción de la investigación”, dice el informe de la Comisión Bicameral de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de Buenos Aires que impulsó el jury. La Comisión concluyó que la investigación había sido negligente en sus procedimientos y que el expediente era “caótico”. Analizaron 18.600 fojas distribuidas en 103 cuerpos. En el mundo judicial es sabido que cuanto más pesa el expediente menos profundidad tiene la investigación. Nieva Woodgate no pudo encontrar a la nena desaparecida. Tampoco pudo resolver quién la mató y por qué. Para la Comisión, fue responsable de encubrir, junto a la policía, la relación del crimen con la red de narcotráfico del partido de San Martín.

Premios y castigos

El fiscal llegó a Morón durante la última dictadura militar. Quienes forman parte del ambiente judicial del oeste del conurbano bonaerense establecen una relación directa entre su fecha de ingreso y su accionar actual. “Se maneja con ciertos criterios inquisitivos y prácticas formalistas”, dijo a Infojus Noticias el fiscal Alejadro Jons, que presentó reiteradas denuncias de maltrato y hostigamiento después de trabajar durante 15 años bajo su mando. “Es una persona criada durante el proceso. No admite que el de abajo piense distinto. Acá funciona la obediencia debida”, agregó Jons.

Todos saben que tiene carácter y personalidad fuerte. “No es un hombre que pone sellos. Es un cuadro de la corporación judicial”, dijo Martín Ghiglione, secretario de Derechos Humanos de la Asociación de Trabajadores Judiciales de Morón.

En 1978, después de ser juez de primera instancia en Lomas de Zamora, Nieva Woodgate  asumió como fiscal de Cámara y, en 1998, con la reforma del Código Penal, se convirtió en fiscal general hasta el día hoy.

Sus empleados hablan de un régimen de premios y castigos para imponer criterios jurídicos.  No hay registro de situaciones en las que Nieva Woodgate maltrate o direccione la línea de trabajo de sus fiscales;  todo se hace a puertas cerradas. Una vez por mes el jefe de fiscales los reúne a todos y plantea los lineamientos. Según Jons, hay un estilo “manu militari” de imponer criterios que muchas veces no están formalizados en papel. Son órdenes “in voce” a aplicarse en los casos que los fiscales llevan adelante.  “Impide que se genere un ámbito de pluralidad de ideas y criterios”, dice una de las presentaciones que hizo Jons.

Los castigos para los que no siguen sus criterios se traducen en recriminaciones, sumarios y la sustanciación de causas penales. Según otra denuncia de Jons, en los últimos años Nieva Woodgate ha tomado una serie de medidas arbitrarias como sancionar, por ejemplo, a una instructora judicial “por reírse", a otra por "estar parada", a 32 agentes fiscales, secretarios, instructores judiciales "por cantar el feliz cumpleaños"; a otro instructor judicial por “haber corrido los muebles de lugar sin autorización”. Ninguno había cumplido con sus criterios personalísimos antes de ser sancionados.

Son pocos los que se animan a denunciarlo. “Los empleados le tienen fobia y miedo”, dijo un fiscal del partido de Morón que  pidió ser entrevistado vía correo electrónico y solicitó la reserva de su nombre. Contestó el correo para esta nota a través de su celular. Después de no acordar con Nieva Woodgate en algunos criterios, el fiscal general lo sacó de su despacho y le asignó una oficina en un pasillo sin teléfono ni tampoco Internet. “Mi despacho anterior se lo dio a una amiga. Acá todos me ven como el enemigo. Todo esto me costó una gastritis severa”, dice el fiscal.

Morón y dictadura

En la provincia de Buenos Aires se eliminó la figura que separaba a los fiscales entre adjuntos y titulares. Todos hacían el mismo trabajo pero cobraban distinto. En Morón, por decisión de Nieva Woodgate, las fiscalías siguen dividiéndose entre titulares y adjuntos de manera informal. Otra de las marcas personales que dejó Nieva Woodgate en el Poder Judicial local está relacionada a la transparencia.  El acceso a una sentencia para un periodista o un ciudadano común en el departamento jurisdiccional de Morón es casi  imposible.  Todo debe pedirse a través de notas, a diferencia de otras jurisdicciones. “A pesar de que los hechos judiciales son públicos, la publicidad no existe en Morón”, dijo un abogado de la zona.

Amalia Ortega, la mamá de Luz Gómez, una joven detenida con prisión domiciliaria desde 2011 por un crimen que no cometió, esperó más de un año para poder tener en sus manos la causa en la que se acusa a su hija y su yerno de haber matado a un colectivero en Castelar. A pesar de que las pericias de ADN resultaron negativas y los testigos aseguran que ellos no fueron, la Unidad Fiscal de Investigaciones 7 de Morón mantiene a la pareja detenida preventivamente. Un certificado de vacunas encontrado en el lugar del crimen es la única prueba que los incrimina. La pareja ya explicó a la Justicia que ese certificado se lo olvidaron en una mochila en un remís mucho antes de que se cometiera el crimen.

“Nieva Woodgate es el que marca la política criminal del distrito y ésta se basa en la estigmatización del joven pobre, la persecución del pibe chorro y el dictado de preventivas masivas para luego resolver”, explicó un abogado del partido del conurbano bonaerense.

El juicio político por el caso Candela no es el único que enfrenta. También se investiga su comportamiento como juez durante la última dictadura. En octubre de 2010, Adolfo Pérez Esquivel en representación del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), hizo un pedido de jury para que se investigara el accionar del fiscal durante la dictadura. En 1977, cuando era juez de Lomas de Zamora,  Nieva Woodgate permitió el traslado de Ángel  Georgiadis al Regimiento 7. El hombre fue retirado de la cárcel para ser interrogado por el Ejército y nunca volvió. Woodgate aceptó la versión de que Georgiadis se había suicidado en circunstancias poco claras, sin tomar una medida de prueba.

Woodgate permitió el traslado de Ángel  Georgiadis al Regimiento 7. El hombre fue retirado de la cárcel para ser interrogado por el Ejército y nunca volvió. Woodgate aceptó la versión de que Georgiadis se había suicidado en circunstancias poco claras, sin tomar una medida de prueba.

Hace tres semanas, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y  la Asociación de

Trabajadores Judiciales de Morón encontraron tres habeas corpus tramitados en la dictadura: el de María Elena Peter, el de su marido Armando Fioretti, y el de Carlos Gustavo Morales Cortiñas, hijo de Nora Cortiñas. Uno de los habeas corpus lo había presentado Antonio Peter el 20 de noviembre de 1978 en beneficio de su hija María Elena y su yerno Armando Fioritti. María Elena era empleada del juzgado penal N°2 de Morón, ubicado frente al despacho del, entonces fiscal de Cámara Nieva Woodgate.  A pesar de las presentaciones nunca investigó las desapariciones.

En los pasillos de los Tribunales de Morón muchos están contentos con los juicios políticos en su contra. Este año es inminente la posibilidad de su destitución y alejamiento del lugar que ocupa hace 35 años. También en las asociaciones gremiales de abogados reciben con alegría que se lo juzgue. A Nieva Woodgate no le agrada que los fiscales se afilien a los gremios. 

Consultado para esta nota, Federico Nieva Woodgate atendió el llamado de Infojus Noticias, pero prefirió no contestar sobre los dos juicios políticos que enfrenta, tampoco sobre la aparición de habeas corpus. “No son causas que tramiten en mi jurisdicción”, dijo. El hombre que maneja la Justicia de Morón solo habla de Morón. 

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