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Infojus Noticias

12-6-2015|16:58|trabajo esclavo Nacionales
Detrás del incendio en Flores

El empresario Lee Sung Yop buscaba mano de obra barata en las plazas

La relación entre él y la familia de Esteban Mur comenzó cuando contactó a un familiar que vivía en situación de calle. “Este es un mecanismo habitual de ciertos empresarios del rubro, basta pararse en Cobo y Curapaligüe un sábado a la mañana para observarlo”, dijo el abogado Nahuel Berguier.

  • Télam y Mariano Armagno.
Por: Juan Carrá

Esteban Mur llegó a Comodoro Py y en la puerta del edificio de Tribunales se encontró con sus abogados. Desde hace un par de semanas, esos extensos pasillos dejaron de serles ajenos. El viernes de la semana pasada, fue su primera declaración testimonial en el Juzgado Federal 6 que investiga la posible existencia del delito de trata con fines de explotación laboral en el taller textil de Páez 2796, del barrio de Flores. Allí, relató cómo fue que el empresario Lee Sung Yop se acercó a miembros de su familia que vivían en una plaza y les ofreció un lugar donde dormir y trabajar. Así comenzó la captación de mano de obra migrante.

En ese mismo Juzgado, también está la causa por “incendio seguido de muerte” que instruyó la Fiscalía 22 a cargo de Eduardo Cubría y el Juzgado Nº 2 de Manuel Gorostiaga. A pedido del Ministerio Público el juez evaluó la conexidad de este expediente con el que tramitaba en la Justicia Federal y decidió que era éste fuero el que debía investigar las dos causas. En la resolución, Gorostiaga dijo que Adair Rolando Mur Menchaca, de 5 años, y Rodrigo Menchaca, de 10, “cuando perdieron la vida se encontraban dentro de un sótano, sin conexión con el exterior, sin otra abertura que una escalera” por lo que “al producirse el foco ígneo el ambiente mismo operó como una suerte de jaula, dentro de la cual se intoxicaron por la combustión que provocó la propia quemadura de las prendas de vestir que fabricaban”.

Desde entonces, juez Rodolfo Canicoba Corral buscó avanzar en la investigación para determinar si ambos expedientes tienen una conexión entre sí. Para Gabriela Carpineti y Nahuel Berguier, la declaración testimonial de Esteban se convirtió en fundamental poder avanzar en las investigaciones de ambos expedientes. Y el foco de los querellantes está puesto en Lee Sung Yop.

Captación

La primera vez que un miembro de la familia de Esteban tuvo contacto con Lee Sung Yop fue en la Plaza de los Periodistas. Ahí, dormía Roberto Menchaca –hermano de Corina, la mama de los nenes fallecidos en el incendio–. Lee Sung Yop  se le acercó y le ofreció trabajo. “Roberto se encontraba sin trabajo y durmiendo en la plaza, donde el coreano le dio trabajo y una cama donde poder descansar. Roberto siempre nos contó todo esto y cuán agradecido estaba con el coreano porque lo había sacado de la calle”, contó Esteban en su declaración.

El abogado Nahuel Berguier aclaró que “en el testimonio de Esteban queda claro que el primer contacto del empresario Lee Sung Yop con los trabajadores del taller fue captando a un miembro de la familia Menchaca que se encontraba en situación de calle, viviendo en una plaza. Este es un mecanismo habitual de ciertos empresarios del rubro, basta pararse en Cobo y Curapaligüe un sábado a la mañana para observarlo”, dijo y explicó: “La captación de personas vulnerables son elementos que configuran el tipo penal”.

En este sentido, el informe sobre Trata Laboral realizado en 2014 por la PROTEX señala que para el trabajador migrante, “el desplazamiento acrecienta su situación de vulnerabilidad, que en muchas oportunidades es aprovechada por los empleadores para imponer condiciones de trabajo abusivas que en ciertos casos traspasan las fronteras del derecho laboral e ingresan como formas modernas de esclavitud y reducción a servidumbre”.

Otro punto clave en la declaración de Esteban respecto a las actitudes de Lee Sung Yop está vinculado a cómo usaba a sus trabajadores para conseguir más mano de obra. “El coreano nos decía que contratemos más gente”, declaró Esteban y detalló que cuando quería cambiar el personal lo hacía utilizándolos a ellos: “Nos decía que botásemos a esa gente porque no servía, que eran de corazón malo. También nos decía que consiguiéramos otra gente de corazón bueno”.

También en este tramo de la declaración queda expuesto cómo del dinero de pago que recibían Esteban y su familia por el trabajo debían descontar los gastos propios de la producción. “Cuando buscábamos gente, le mostrábamos la prenda que íbamos a hacer y nos colocaban un precio. Le avisábamos al coreano y él decía que era mucho, que se querían volver ricos de la  noche a la mañana y que nosotros no íbamos a ganar nada si pagábamos esos precios”, contó y puso como ejemplo una eventual transacción: “Los overlockistas que queríamos contratar querían cobrar dos pesos o dos pesos con cincuenta y el coreano nos decía ‘sumen 2,50 para el overlockista, un peso para el remalle, otro peso para el alquiler, ayudante, comida, ya no alcanza’, porque nosotros cobrábamos cinco pesos por prenda”, explicó como una forma de dejar en claro que los costos de producción los trasladaba a los trabajadores acotando el margen del salario.

Dejar atrás Bolivia

Esteban nació en Tupiza igual que sus ocho hermanos. Antes de migrar a la Argentina vivía con su hermana mayor. “Ella es como mi mamá”, le explicó a la Justicia y relató que en 1990 murió su padre y cuatro años después su madre. “Se hizo cargo de mí hasta que me vine a Buenos Aires”, contó. Esteban pudo ir a la escuela primaria, pero no tuvo suerte cuando quiso seguir con sus estudios técnicos en la secundaria. “Éramos muchas personas allá en Bolivia. Mi hermana tiene cuatro hijos y de los nueve hermanos que somos, cuatro quedamos a cargo de ella. Por tal motivo, es que a mi hermana no le alcanzaba el dinero para que yo pudiera seguir estudiando”, explicó a la Justicia. “Me encontraba solo. Trabajaba por aquí y por allá y por eso vine a probar suerte acá”.

 “Mucha gente que sale de Buenos Aires lleva dinero para allá. A veces se compran una casa o arman un negocio. Y yo quise hacer lo mismo”, declaró Esteban que, llegó a Buenos Aires en 2009 y a través de Roberto –lo conocía porque una de las hermanas de Esteban es cuñada de Roberto–conoció al “coreano” y empezó a trabajar para él. Ya se habían sumado Victoriano, Corina, Amparo Menchaca y su marido Julián. Esteban y Corina se pusieron en pareja. Ella ya tenía un nene, Rodrigo, poco después nació Adair Rolando.

Según declaró Esteba, Roberto se volvió a Bolivia porque el “coreano” no les cumplía con los pagos. Los demás familiares siguieron trabajando en el taller de calle Páez en jornadas de 14 horas siempre con producción para Lee Sung Yop que, incluso, les pedía que cambiaras las etiquetas.

Durante toda la relación comercial con el empresario coreano, Esteban contó que nuca recibió un recibo de sueldo, que no tenía ART, ni obra social. 

“Consideramos que a la par de que se recolectan nuevos testimonios, están dadas las condiciones para que se indague a Lee Sung Yop por trata de personas con fines de explotación laboral, más allá de la responsabilidad penal que consecuentemente pueda caberle por el incendio del 27 de abril, en el cual perdieron la vida Rodrigo y Rolando Menchaca”, sintetizó el abogado de la querella. Esteban seguirá declarando el martes. Una vez que él termine su relato, el resto de sus familiares tendrán que dar su versión. Recién entonces la Justicia tomará una decisión al respecto.

JC/PW

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