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Infojus Noticias

3-9-2014|11:46|Gatillo fácil Nacionales
Un juicio por gatillo fácil que llega a la etapa de alegatos

Crimen de Bugatto: la fiscalía pidió 12 años de prisión para el policía

A Lautaro, de 20 años y jugador de fútbol, el bonaerense David Benítez le disparó mientras estaba de civil. Las pericias señalan que las balas salieron de la 9 mm del policía. La querella pidió 20 años y la defensa su absolución porque consideró que el policía actuó en legítima defensa.

  • Alicia Giardina madre de Lautaro Bugatto y Sabrina Hezar, prima de la víctima. Fotos: Facundo Nívolo
Por: Vanina Pasik

La fiscalía pidió una pena de doce años de prisión para el policía bonaerense David Benítez, acusado de matar de un disparo al futbolista Lautaro Bugatto (20), en 2012. En representación de la familia del joven, el abogado Lucio de la Rosa pidió una pena de 20 años, y coincidió con el fiscal Jorge Bettini Sansoni en pedir su detención, planteo que aún no fue resuelto por el Tribunal.

La defensa, por su parte, para pedir la absolución del policía, alegó que actuó en legítima defensa. En la próxima audiencia,  prevista para el jueves 11, Benítez tendrá la oportunidad de dar sus últimas palabras.

Además, tanto la fiscalía como los particulares damnificados pidieron que se inicien actuaciones contra la esposa y la hermana del imputado por falso testimonio: hablaron de un enfrentamiento que no dejó ningún rastro y acusaron a la víctima como autor del intento de robo. El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 10 de Lomas de Zamora, a cargo de los jueces Daniel Julio Manzini, Susana Silvestrini y José Ignacio Polizza, tiene como plazo máximo para dar su veredicto el jueves 18 de este mes.

David Benítez.

La jornada de hoy tuvo lugar en la sala más grande de los tribunales: en las primeras filas se sentaron el diputado nacional Leonardo Grosso, los diputados bonaerenses Fernando “Chino” Navarro y Patricia Cubría, el subsecretario de Promoción de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación Charly Pisoni, militantes de HIJOS y del Movimiento Evita, representantes de otras víctimas de violencia institucional como Miriam Medina y Eugenia Vázquez, los concejales locales Juanfri Navarro y Carlos Fuentebuena, entre tantas otras personas. En contraste, el acusado estaba sólo en el banquillo, con su abogado.

El 6 de mayo de 2012, Lautaro estaba en la puerta de su casa, por subirse a un auto para salir a bailar con sus amigos. El policía, que estaba de civil, disparó siete veces cuando intentaron robar una moto en la que viajaba su hermana y su hija.  Benítez iba en un Renault 12, al lado. Luego de sentirse atacado, disparó dos veces desde adentro del auto, después se bajó y disparó cinco veces más. Llevaba el arma reglamentaria cargada, con balas también en la recámara. No se identificó ni dio la voz de alto y disparó en todas direcciones.

Benitez ingresó al ejército a los 14 años, trabajó como custodio armado de varios empresarios, y se desempeñó en la policía bonaerense. Durante el debate explicó el ángulo en que disparó para tener mayor efectividad: una de sus disparos fue certero, y terminó con la vida de Lautaro.

Gonzalo Bugatto, hermano de la víctima, habló con Infojus Noticias sobre el proceso judicial que la familia soporta desde hace dos años y cuatro meses: “Recordemos que la estrategia de Benítez es incriminar a mi hermano como autor de robo y de un enfrentamiento. No hay ni un cuarto de prueba que pueda sostener esta situación. Sostuvieron esto desde el primer día y llegaron al juicio con la misma mentira. Quedó tan en claro, tan grande fueron las contradicciones que el mismo fiscal Jorge Bettini Sansoni adelantó que va a iniciar actuaciones por falso testimonio contra la mujer y la hermana de Benítez”, dijo. El joven ya militaba en el Movimiento Evita cuando sufrió la pérdida de su hermano y se comprometió a fondo con la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional.

El fiscal Jorge Bettini Sansoni, el abogado Lucio de la Rosa y Gonzalo Bugatto, hermano de la víctima.

La causa estuvo envuelta en una serie de irregularidades que tuvo como objetivo encubrir el crimen y beneficiar al asesino bajo la carátula de exceso en legítima defensa. “Esperamos que el  Tribunal valore sabiamente todas estas contradicciones, y no sólo el hecho en sí: que también tenga en consideración la actitud que tuvo Benítez inmediatamente después del hecho al amenazar a los amigos de la víctima”, destacó De la Rosa.

Después de matar  a Lautaro, uno de sus amigos, Pablo González, se acercó a Benítez.

-No te vayas de acá que mataste a mi amigo- lo encaró.

-Quedate quieto hijo de puta que te pego un tiro- le contestó el policía, sin dejar de empuñar el arma durante todo el procedimiento.

Alicia, mamá de Lautaro, presente en el juicio y notoriamente conmovida, también sostuvo que Benítez tuvo todo el tiempo el arma en la mano, apuntando a los que acompañaban a Lautaro y que nunca prestó asistencia.

Bettini Sansoni recalcó en su alegato que el acusado ya tenía antecedentes de haber actuado con violencia extrema ante pequeños conflictos domésticos: hubo un incidente con su suegra por el volumen en que escuchaba música. Al comienzo del juicio también se supo que tenía una denuncia por violencia de género.

El fiscal aclaró que hay otras dos causas que buscarán esclarecer tanto la situación de encubrimiento como la de falso testimonio.

 Armas de fuego

Dos meses antes de disparar contra Lautaro, Benítez  asistió a un curso de Derechos Humanos dictado por el Ministerio de Seguridad, donde se explicó que el uso de armas debía ser excepcional, cuando se ponía en riesgo la vida de una personas.  

En sus alegatos, la defensa incurrió en dichos que para la familia de Bugatto significaron “una falta de respeto”.  Sostuvo que el futbolista tenía las medias rotas, sugiriendo que no tenía la ropa adecuada para ir a bailar, e insistió con la supuesta participación de Lautaro en el intento de robo. También ofreció una extraña cuenta donde sobraba una bala, como si eso fuera prueba de que hubo un arma más en la escena. Estos cálculos fueron desmentidos en la réplica del fiscal.

El abogado  Juan Carlos Feustel dijo que Benítez se vio en la encrucijada de incumplir en su deber de funcionario público si no actuaba para impedir el supuesto robo, y se permitió considerar que la reacción del agente fue racional y proporcional a la agresión recibida.

Bugatto recibió el disparo en la espalda, mientras subía a su auto en la puerta de su casa. Por inconsistencias severas, tanto la fiscalía como la familia de la víctima consideraron falsos los testimonios de Pilar Benitez, hermana del acusado, y Pilar Cerda, su pareja.

Las pericias comprobaron que todas las balas fueron disparadas por una única arma: la pistola 9 milímetros reglamentaria del efectivo. Lograron ser concluyentes, aunque la policía no resguardó la escena del crimen: los proyectiles desaparecieron y las vainas fueron manipulas antes de que lleguen los peritos judiciales.

Ensuciar la cancha

Feustel reclamó que la justicia no tuviera un accionar “populista” y consideró que no la policía no tuvo una actitud corporativa cuando le dieron al acusado la posibilidad de alterar su Renault 12. Cuando la justicia lo secuestró, y quedó bajo custodia policial, las pericias indicaron que el auto estaba intacto. Horas después, personal policial le devolvió el auto a la esposa de Benítez, sin ninguna orden judicial de por medio.

Cuando la justicia detectó la maniobra, mandó a allanar la casa del imputado y logró incautar nuevamente el vehículo, que apareció con dos orificios: uno en la óptica y otro en el paragolpe. Las pericias de parte dijeron que podían haber sido provocados por balas, pero los peritos oficiales, descartaron que se hayan hecho con algún objeto punzante.

Sebastián Perea, que en el momento del crimen era subcomisario trató de deslindar a la fuerza de responsabilidad y tiró la pelota para la justicia. “Vaello (en referencia al fiscal de instrucción) dispuso la entrega del auto”, dijo.

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