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Héctor Reyep le había avisado a su suegra: “te voy a mandar la cabeza de tu hija en una caja”. Una semana después, el 8 de septiembre de 2011, Bárbara Zárate murió a causa de un balazo en su cabeza. Hoy se conocerá la sentencia en el juicio que por estos hechos llevó adelante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Junín.

Bárbara tenía 22 años y vendía cosméticos. Convivía con Reyep desde hacía tres meses en un departamento de la calle Mariano Moreno. El día de su asesinato le había pedido a su novio que dejara de vender drogas. Él se había negado, como tantas otras veces. Después de una discusión, ella le dijo que quería terminar la relación. Reyep sacó un arma calibre 22.

Una vecina escuchó el disparo y enseguida vio a Reyep escapar a gran velocidad, a bordo de su Renault Megane gris. La mujer se asustó y llamó al 911. Cuando llegaron los agentes de la comisaría 1ra, se encontraron con el cuerpo de Bárbara y con algunas balas calibre 22. Nunca se encontró el arma con que se efectuó el disparo. “La familia de Bárbara no se animaba a tener un abogado de Junín, por el poder que tiene el imputado. Es el narcotraficante más importante del noroeste de la provincia”, explicó a Infojus Noticias, Fernando Topa, abogado de los familiares de la víctima.

La investigación caratuló el hecho como “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”. En el juicio declararon los 25 testigos del caso. Lo hicieron todos en la misma audiencia: desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche el tribunal escuchó las escenas de violencia que había vivido Bárbara al lado de Reyep. “Llegó a tenerla dos días encerrada –contó Topa- Sin darle ni agua ni permitirle ningún tipo de comunicación”. En la relación hubo golpes a Bárbara y a su hermana. Amenazas, insultos. “Lee apoyó, en dos o tres oportunidades, un arma de fuego en el cuerpo”, refirió el abogado.

Entre los testigos declaró una prima de Bárbara que había trabajado en la casa quinta de una expareja de Reyep. Contó que en una oportunidad el hombre llegó a dispararle a su mujer cuando descubrió que le había sido infiel. Sin embargo la expareja, que fue testigo de la defensa, habló de una “relación maravillosa”. Esto podría explicarse en el hecho de que tanto ella como Reyep están imputados en otra causa pero por narcotráfico y próxima a ser elevada a juicio.

El fiscal que interviene en la otra causa contra Reyep también estuvo presente en el juicio, del que podrían tomarse extractos de los testimonios para la otra investigación. “El asesinato de Bárbara disparó las dos investigaciones pero hubo un trabajo conjunto” contó Topa. Y agregó “hasta último momento se estuvo intentando ubicar a los testigos porque no se animaban a declarar”. Sandra Zárate, mamá de Bárbara, dijo que tenía “miedo de que lo dejen libre y de que tome represalias contra su familia”.

Los peritos psicológicos establecieron que Reyep se encontraba en pleno uso de sus facultades al momento del hecho. Si bien estaba bajo los efectos de la droga, podía responder por sus actos. El acusado tiene 38 años y según los testimonios consume sustancias tóxicas desde los 14 años. El abogado de la familia contó a Infojus Noticias que se escucharon testimonios sobre “un lugar donde se calentaba cocaína en distintos recipientes, es decir que Reyep tenía una cocina propia en Junín”.

En sus palabras finales el acusado dijo que no podía expresar el dolor “que le generó lo ocurrido”. Dijo que él estaba dispuesto a asumir su responsabilidad en el hecho, pero "no como un asesino". Su abogado defensor, Eduardo Aguilar, explicó que “la víctima estaba manipulando un arma, él se la quitó y creyó que ya había sacado todas las balas del cargador cuando se le escapó el disparo”. Pidió que el homicidio se considere culposo y su defendido cumpla una sentencia de 6 meses.

En sus alegatos, tanto el abogado de la familia como la fiscal, Isabel Noemí Carniel, pusieron énfasis sobre los antecedentes de violencia. Topa pidió 25 años de prisión y Carniel, 22.